Navidad en el Hudson, Federico García Lorca

jueves, 25 de diciembre de 2008


NAVIDAD EN EL HUDSON

¡Esa esponja gris!
Ese marinero recién degollado.
Ese río grande.
Esa brisa de límites oscuros.
Ese filo, amor, ese filo.
Estaban los cuatro marineros luchando con el mundo.
Con el mundo de aristas que ven todos los ojos.
Con el mundo que no se puede recorrer sin caballos.
Estaban uno, cien, mil marineros
luchando con el mundo de las agudas velocidades,
sin enterarse de que el mundo
estaba solo por el cielo.

El mundo solo por el cielo solo.
Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa.
Son los vivísimos hormigueros y las monedas en el fango.
El mundo solo por el cielo solo
y el aire a la salida de todas las aldeas.
Cantaba la lombriz el terror de la rueda
y el marinero degollado
cantaba al oso de agua que lo había de estrechar
y todos cantaban aleluya
aleluya. Cielo desierto.
Es lo mismo ¡lo mismo! aleluya.

He pasado toda la noche en los andamios de los arrabales
dejándome la sangre por la escayola de los proyectos,
ayudando a los marineros a recoger las velas desgarradas
y estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura.
No importa que cada minuto
un niño nuevo agite sus ramitos de venas
ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas,
calme la sed de sangre de los que miran el desnudo.
Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura.
Alba no. Fábula inerte.
Sólo esto: Desembocadura.
¡Oh esponja mía gris!
¡Oh cuello mío recién degollado!
¡Oh río grande mío!
¡Oh brisa mía de límites que no son míos!
¡Oh filo de mi amor! ¡Oh hiriente filo!



Federico García Lorca, Poeta en Nueva York, Cátedra, Madrid, 2006, pp. 149-150.

[ahora toca decir que el tiempo apremia...], Fernando Beltrán

miércoles, 24 de diciembre de 2008

ahora toca decir que el tiempo apremia
y habrá que comenzar pronto a olvidarlo,
cansa ya tanta fecha, hasta su peso cansa
como cansan finalmente las quejas, quizá no sean
culpables, sabemos nuestra edad pero nada sabemos
de la edad que tendríamos si quitáramos daños
a la edad que tenemos, quizá la misma edad, quizá mayor
uno envejece tanto cuando es gris,
cuando no pasa nada, cuando sólo la oveja de los miércoles
sucede en el rebaño a la oveja del martes
y ésta precede siempre a la del lunes
y así hasta que un día
el pastor del domingo se pregunta
qué hará él allá en medio vigilando la paz
cuando tanto echa en falta
la llegada del miedo, provocarlo o tenerlo,
la edad que es siempre un barrio en las afueras
de nosotros mismos, el menos conocido,
quizá porque no acaba jamás
de construirse, quizá porque te aguarda
como boca de lobo, quizá porque no quieres
llegar así a los jueves


Fernando Beltrán, El corazón no muere, Hiperión, Madrid, 2006, página 47.

[somos tristeza...], Mario Benedetti

domingo, 21 de diciembre de 2008



somos tristeza
por eso la alegría
es una hazaña



Mario Benedetti, Rincón de haikus, Visor, Madrid, 2001, página 147.

Límite, José Ángel Valente

jueves, 18 de diciembre de 2008
La puerta de los sueños, George Krause



LÍMITE

Qué oscuro el borde de la luz
donde ya nada
reaparece.



José Ángel Valente, Obra poética 1: Punto cero (1953-1976), Alianza Editorial, Madrid, 1999, p. 217.

Timing is crucial, Russian Red

martes, 16 de diciembre de 2008




[Hoy jugaría a la ruleta rusa...], Verónica Aranda

lunes, 15 de diciembre de 2008


Hoy jugaría a la ruleta rusa:
sería tan sencillo desenfundar revólveres,
elegir el calibre
que mejor se adaptara a mi fracaso
y apretar el gatillo
como quien se lanzase de cabeza
a un mar en donde acechan tiburones.

De nada sirve rellenar cuartillas
y más viejas cuartillas
que hacen alusión a mi nostalgia.
Y si hoy jugase a la ruleta rusa,
haría jugar en círculos exactos
esa posible bala con pasaje
a una región de tonos buganvilla.
Porque hoy se desploma mi tristeza
sobre inhóspitos lechos,
y me hiere con todas sus escamas.




Verónica Aranda, Tatuaje, Hiperión, Madrid, 2005, página 35.

Complementos circunstanciales, Irene Sánchez Carrón

viernes, 12 de diciembre de 2008
El significado de la noche, René Magritte



COMPLEMENTOS CIRCUNSTANCIALES

Torpemente y a oscuras
por la vida
en el día de ayer, de hoy, mañana y siempre,
deseando volver
a algún preciso instante
anterior al instante
de dejar de sentir
después de ver tus ojos
y mirar hacia el suelo
para no ver ya nada nunca más,
por las calles,
bajo este cielo muerto,
evitando pisar las largas sombras
de la gente que pasa
sin sentido
por mi vida,
dando tumbos,
en silencio
y a oscuras.



Irene Sánchez Carrón, Ningún mensaje nuevo, Hiperión, Madrid, 2008, p. 50.

Fragilidad, Francisco Onieva

jueves, 11 de diciembre de 2008

FRAGILIDAD

Paseo sobre el tiempo suicidado
entre viejos raíles,
cubiertos por una hierba indescifrable.
Paseo con la frágil lentitud
de un indeciso sol
septentrional
que tiembla, en el oeste.



Francisco Onieva, Perímetro de la tarde, Ediciones Rialp, Madrid, 2007, p. 36.

Morir o matar, Nacho Vegas

domingo, 7 de diciembre de 2008

MORIR O MATAR

Te sentaste justo al borde del sofá,
como si algo allí te fuera a morder.
Dijiste: "Hay cosas que tenemos que aprender:
yo a mentir, y tú a decirme la verdad;
yo a ser fuerte y tú a mostrar debilidad;
tú a morir y yo a matar".

Y después se hizo el silencio, y el silencio fue a parar
a una especie de pesada y repartida soledad.
Y la soledad dio paso a un terror que hacia el final
nos mostró un mundo del que ninguno quisimos hablar.

Y así eran nuestras noches, y así era nuestro amor:
comenzaba en el silencio, continuaba en el terror,
y otra vez de allí al silencio. Dime, ¿para qué hablar
de lo que pudo haber sido y lo que jamás será,
tratando de adivinar qué fue eso que hicimos tan mal?;
si, en fin, se trata de morir o de matar.

Así que si aún andas por aquí
y alguien vuelve a prometerte amor,
con dinero, encanto y alguna canción,
por favor, prepárate para huir.
Vete lejos y limítate a observar
esta escena tan vulgar:

Conoció a unas cien mujeres y a cincuenta enamoró;
conoció a otros tantos hombres y con tantos se acostó.
Y fundió todo el dinero, y la gente se cansó
de escuchar noche tras noche la misma triste canción.

Y ahora ve que el universo es un lugar vacío y cruel,
cuando no hay nada mayor que su necesidad en él.
Y encendiendo un cigarrillo se comienza a torturar,
y habrá cerca alguien gritándole "¡hágase tu voluntad!",
y él: "la culpa solo en parte es mía y en parte lo es de los demás;
de lo que se trata es de morir o de matar,
de morir o matar".

Fue aquella gitana que nos leyó el porvenir.
Dijo "uno es el asesino y el otro es el que va a morir".
Y salimos de allí,
y me miraste asustada, y el miedo sonó en tu voz:
"antes de que tú me mates prefiero matarme yo".

Y emprendiste así tu huida, y yo corrí a mi habitación,
y mezclé en una cuchara el polvo blanco y el marrón.
Y con la sangre aún resbalando te llamé desde ese hotel:
"por favor, entiende que algo no funciona en mí muy bien".
Y al otro lado te oí llorar, y yo seguí, y no colgué,
y me suplicaste "déjame de una vez,
déjame de una vez".

Y tus párpados cayendo se me antojan guillotinas,
y te observaré durmiendo y me pondré a susurrar:
"Nuestras almas no conocen el reposo, vida mía,
pero, si hay algo que es cierto,
es que te quiero un mundo entero
con su belleza y su fealdad.
¿Por qué no puedes aceptar que esto no se trata más
que, amor mío, de morir o de matar,
de morir o matar?".

Moriré, moriré, moriré...
Moriré, moriré, y es lo único que sé.
Moriré, moriré...
Moriré, y cuando lo haga
al fin ya nada va a impedirme descansar,
y así obtendré la santa paz que en vida no gocé jamás,
pues hasta morir la única opción
siempre es matar,
siempre matar.


Teatro Colón, La Coruña, 24 de abril de 2009


No tengo palabras para hablar de esta canción, creo que lo mejor es escucharla y sentir esa amalgama de poesía y música que roza la perfección. Como también es recomendable escuchar el disco entero, El manifiesto desastre, una nueva genialidad de Nacho Vegas.



1. Dry Martini, S.A.
2. Detener el tiempo
3. Junior suite
4. Lole y Bolan (un amor teórico)
5. El tercer día
6. Nuevas mañanas
7. Crujidos
8. Mondúber
9. Un desastre manifiesto
10. En lugar del amor
11. Morir o matar


ABC, Wislawa Szymborska

sábado, 6 de diciembre de 2008


ABC

Ya nunca sabré
qué pensaba de mí A.
Si B. llegó a perdonarme de verdad.
Por qué C. aparentaba que no pasaba nada.
Qué papel jugó D. en el silencio de E.
Qué esperaba F., si es que esperaba.
Qué aparentaba G., a pesar de estar segura.
Qué quería ocultar H.
Qué quería añadir I.
Si el hecho de que yo estuviera a su lado
tuvo alguna importancia
para J. para K. y para el resto del alfabeto.



Wislawa Szymborska, Dos puntos, Ediciones Igitur, Barcelona, 2007, p. 32.

Otoño de 2003, Felipe Benítez Reyes

viernes, 5 de diciembre de 2008


OTOÑO DE 2003

La caída mecánica de un oro evanescente:
la horajasca sin rumbo que naufraga en el viento.
Y esta serenidad de una abstracción que muere
en las manos del frío, con sus uñas de hielo.
Y el temblor de las hojas. Y el temblor de las fuentes:
el agua prisionera que rompe su silencio.
Y esa luna suicida entre nubes de éter.

Y el tiempo que se va para ser tiempo.



Felipe Benítez Reyes, La misma luna, Visor, Madrid, 2007, p. 13.

Mendiga voz, Alejandra Pizarnik

miércoles, 3 de diciembre de 2008

MENDIGA VOZ

Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.

En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.




Alejandra Pizarnik, La extracción de la piedra de la locura. Otros poemas, Visor, Madrid, 2007, p. 43.