Abrigo azul, José Luis Piquero

jueves, 21 de enero de 2010
ABRIGO AZUL

Hace un frí­o de muerte, un frí­o triste
incluso para enero y para estar tan solo.
Y yo soy poco menos que una persona hundida
en las solapas de mi americana,
un ser raro del frí­o que gasta americana, un sospechoso,
alguien que bien podrí­a enseñar una placa o un cuchillo.

Y ahora me acuerdo de mi abrigo azul
de pelo de camello,
el mejor que he tenido. Tú me lo regalaste.
Recuerdo que llegaste con él a la oficina y allí­ mismo
me lo probé. Mis compañeros
se reí­an y a mí­ me daba igual.
Era un señor abrigo, lo escogiste
a ojo de buen cubero: me caí­a perfecto.
Se podí­a plantar cara al invierno con un abrigo así­.

Pero ahora no lo llevo y mira que hace frí­o en estas calles
de todos los demonios. El abrigo
estará a mil kilómetros, cálido para nadie, piel gastada.
Tú y yo estamos también a mil kilómetros
o a cien mil años luz, igual que dos cometas, y si nos encontráramos
sólo cabrí­a un choque: un cataclismo.

Mi querida enemiga: finalmente
ocurrió lo que entonces, cuando vení­as con tu bolsa y en la bolsa el abrigo
y yo me lo probaba en la oficina
como se viste un prí­ncipe en el dí­a de su coronación,
ha ocurrido lo que era en aquel tiempo la peor de nuestras pesadillas: no estar juntos.
Y me pregunto cuándo, en qué momento, a lo largo de eones que han pasado, desde que el mundo era
una gran primavera reluciente,
empezaron las cosas a ir tan mal,
tan rematadamente mal,
y a hacer tanto, tanto frí­o.

Y supongo que tú
también tendrás noches a la intemperie
—como esta misma— en las que haces recuento de errores y fracasos, y no sé
qué clase de calor será el que eches de menos.
Seguro que yo hice algo por ti,
pero no lo recuerdo, algo inocente o práctico, o generoso o noble,
que compensa todos esos errores
y a ti te reconforta en las peores noches
y a mí­ me salva.

Mi abrigo azul de pelo de camello.
En mi vida he tenido
un abrigo tan puñeteramente bueno como aquel.

José Luis Piquero, El fin de semana perdido, DVD Ediciones, Barcelona, 2009, páginas 44-45.

1 comentarios:

José Luis Piquero dijo...

Gracias por recordar este poema.
JLP