La novia, Felipe Benítez Reyes

martes, 31 de agosto de 2010
LA NOVIA

Dadas sus peculiaridades de carácter, a Pablo, hijo único del magistrado Ferré, le buscaron sus padres una novia invisible. La muchacha se llamaba Paulina y había nacido con aquella peculiaridad, para desconcierto de todo el gremio médico europeo de la época, al quedar proscrita la invisibilidad del ámbito de lo científico y acogida en cambio al de lo prodigioso y demoniaco.

La relación entre Pablo y Paulina tuvo, como casi todas, un comienzo apasionado, a pesar de que Pablo se pasaba la mayor parte del tiempo metido en una caja, ya que un mago de circo, bastante inexperto y además de Chiclana, le cercenó gran parte del cuerpo cuando Pablo se prestó como voluntario, en contra del criterio del magistrado Ferré, para el número de los sables. Pero llegó el momento, tal vez ineludible, en que Pablo empezó a imaginar qué cara tendría su novia, y ahí detonaron los conflictos, ya que Paulina acabó sintiendo celos de aquellas caras imaginarias que no podían ser suyas y decidió suicidarse con un trago de arsénico, aunque nunca se encontró su cadáver.




Felipe Benítez Reyes, Formulaciones tautológicas: informes y collages, Zut Ediciones, Málaga, 2010, pp. 37-39.

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