El amor que yo quería contar, Rogelio Guedea & Ocasión, Rubén Abella

sábado, 4 de diciembre de 2010

EL AMOR QUE YO QUERÍA CONTAR

Ésta quería ser una larga historia de amor, una historia de un hombre y una mujer que se conocieron un día en el centro comercial, mientras ella miraba con detenimiento unas zapatillas rojas y él, del otro lado del cristal, amorosamente, la miraba mirar. Ésta quería ser la historia de un hombre y una mujer que toda su vida ensayaron sus pasos para poderse encontrar. Quería la historia que el hombre abordara a la mujer, la invitara a un café, a un salón de baile, la invitara a amar. Quería esta larga historia que nadie estuviera detrás: ni Dios, ni el diablo, ni el azar. Sólo la mujer y el hombre saliendo del brazo, amorosamente, del centro comercial. Después vendrían los hijos, las promesas, las noches de frío, el té de las diez, los besos con sabor a lluvia. Después vendrían los paseos por el jardín, el cine, las reuniones con amigos, las breves pero sustanciosas alegrías. Hubiera sido bellísimo que el hombre la invitara a amar, pero la mujer, inesperadamente, y sin advertir la larga historia de amor que yo quería contar, se dio la media vuelta y se perdió en los pasillos del nunca jamás.


Rogelio Guedea, Cruce de vías, Menoscuarto, Palencia, 2010.

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OCASIÓN

Al cruzarse en la calle Preciados se miraron a los ojos y supieron en el acto que estaban hechos el uno para el otro. Pero ambos tenían prisa —él iba a visitar a un cliente, ella tenía hora en la peluquería—, y tras un instante de vacilación cada cual siguió su rumbo.


Rubén Abella, Los ojos de los peces, Menoscuarto, Palencia, 2010, p. 67.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Temáticamente encaja el microrrelato Desencuentros de MV.

Raquel Vázquez dijo...

Es verdad, también podía estar incluido ese escritor.