El marino adulto, Aurora Luque

miércoles, 21 de diciembre de 2011
Marino con un banjo, Chad Elliott


EL MARINO ADULTO

No es cobardía acaso ni desconocimiento
la razón de este modo de vivir tan ausente,
despojado de vértigos, abúlico
como la niebla quieta que nadie ve de noche.
Le han preguntado a veces la razón de obligarse
a admitir esos días sin resistencias, lentos
y opacos junto a un libro, la prensa, copas solas.
¿Cuándo la decisión
de vivir lo leído —las pasiones
que podría estrenar, malignas y entreabiertas
como prendas de seda minuciosas,
horizontes supuestamente cálidos
las islas imantadas de los mitos
supuestamente eternos?

Era el miedo a saber del otro lado
del Deseo, la sospecha penosa del marino
cuando se sabe a punto de encerrar
en el círculo azul del viaje inútil
una isla pequeña, demasiado
pequeña para el mapa.
Porque los paraísos se desploman
al pisar el umbral, irremediables
con la primera huella del que acude
jubiloso a vivirlos.
Era el miedo a saber del otro lado.



Aurora Luque, Problemas de doblaje, Rialp, Madrid, 1990, p. 10.

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