Sucedió en una ciudad que se quedó sin nombre, Rosalba Campra

martes, 22 de enero de 2013
Parque de atracciones, Ben Shahn


SUCEDIÓ EN UNA CIUDAD QUE SE QUEDÓ SIN NOMBRE

   Ardieron las bibliotecas de la ciudad. No quedan libros, y los que quedan están encerrados dentro de cajas de vidrio en lejanas ciudades brumosas, donde nadie los escucha. Entonces es como si nunca hubiesen hablado. La luz a la que se los pintó tenía la hondura de los ópalos, ahora todo se ha ido ofuscando. Medra sólo el silencio.
   Qué nos queda sino comerciar simulacros.
   Souvenirs, señora.


Rosalba Campra, Ciudades para errantes, Universidad Católica de Córdoba, Córdoba, 2007, p. 31.

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