[La gente de la sala...], Steve Tesich

martes, 15 de octubre de 2013
 Océano Pacífico #302, Hiroshi Sugimoto


   La gente de la sala no había podido evitar oír lo que le había dicho la mujer y ahora se volvieron para mirarlo, preguntándose quién sería y qué debía de haber hecho.
   —Por favor —dijo la mujer, haciendo un gesto hacia la puerta.
   Saul cogió el sobre de papel manila que ella le ofrecía y se las apañó como pudo para bajar las escaleras y salir de la casa.
   Dentro del sobre estaba la carta que le había escrito al señor Houseman, suplicándole su perdón.
   Su necesidad de perdón había sido tan enorme que ni siquiera se le había ocurrido que existieran transgresiones imperdonables.
   La casa del Viejo estaba situada en el cañón de Topanga, y Saul bajó a toda velocidad el cañón, con los árboles resecos por la falta de lluvia elevándose por encima de él a ambos lados de la carretera y formando un túnel de árboles con las ramas entretejidas. Y luego, de pronto, vio cómo el océano Pacífico salía lanzado de aquel túnel. Su enormidad, recordándole a la enormidad humana y a su propia incapacidad para estar a la altura de ella, hizo que le doliera el corazón y que le ardieran de vergüenza las mejillas.


Steve Tesich, Karoo, Seix Barral, Barcelona, 2013, p. 508.

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