[Libro prestado], Malcolm Lowry

lunes, 21 de octubre de 2013
Principio de la memoria que se toma prestada, Nina Todorović


   M. Laruelle contempló de nuevo las guardas del libro y luego lo cerró sobre el mostrador. Arriba la lluvia tamborileaba sobre el tejado del cine. Hacía dieciocho meses que el cónsul le había prestado el manoseado volumen marrón de teatro isabelino. En aquella época Geoffrey e Yvonne llevaban separados acaso cinco meses. Seis más transcurrieron antes de que ella volviera. En el jardín del cónsul erraban sombríos y a la deriva entre las rosas, el plúmbago y las ceriflores «como préservatifs dilapidados», según había firmado el cónsul dirigiéndole una mirada diabólica, una mirada casi oficial a la vez, que ahora parecía haber dicho: «Ya sé, Jacques, que quizá nunca me devuelvas el libro; pero imagina que te lo presté precisamente por esa razón, para que un día llegues a lamentar no habérmelo devuelto. ¡Ah! Entonces podré perdonarte, pero ¿podrás perdonarte a ti mismo? No sólo por no haberlo devuelto, sino porque, ya entonces, el libro se habrá convertido en emblema de lo que es imposible devolver».


Malcolm Lowry, Bajo el volcán, Tusquets, Barcelona, 1997, p. 49.

0 comentarios: