Ticket de estacionamiento

lunes, 7 de octubre de 2013
El aparcamiento del supermercado II, Jeffrey Smart

TICKET DE ESTACIONAMIENTO

   Decime, Aurelio, decime vos que salís de ahí, si viste a Laura, si seguía dentro del auto aún; el bolso abierto para agarrar un pañuelo o si recién se había secado aquel rímel como aluvión de tierra por su cara; decime, Aurelio, que sólo ese pañuelo, la billetera, un espejo en ese bolso, tal vez el libro que pensaba regalarme de ser otros sus labios; pero hasta ahí, Aurelio, y decime que lloraba agua y no cristal roto, decime que la palabra revólver era nomás un disparo al aire, decime que podrá torcerme la cara porque habrá una próxima vez que me vea, que su corazón latirá y se helará y volverá a latir para aquellos que aún sin saberlo la están esperando. Decime, Aurelio, sólo decime que podrías regresar ahorita mismo y ronronear a la orilla del auto, maullar mientras podés ver a Laura y tenés que apartar tu patita de la puerta porque ya está saliendo y te acaricia y en tu pelaje gris la huella de una mano triste.

2 comentarios:

Pedro Sánchez Negreira dijo...

¡Excelente, Raquel!

Esta es una pieza exigente con el lector, que lo lleva casi de forma automática a una relectura más detenida, a saborear la elección acertada de cada palabra, a valorar la concordancia del tono con ese punto de desazón que impregna el relato como una niebla de otoño.

Te dejo aquí mis aplausos.

Un saludo,

Raquel Vázquez dijo...

Me alegra que te haya gustado, Pedro, pero sobre todo muchas gracias por tu lectura, por dejar por escrito unas impresiones que levantan cualquier niebla de otoño para impregnarme, en su lugar, de un ánimo enorme. Saludos.