[Un simple comentario], Emmanuel Terray

domingo, 19 de julio de 2015
 Un sabor de lo invisible, René Magritte


   Abandonar el proyecto unificador y la voluntad totalizadora es renunciar a la coherencia del pensamiento, tanto como de la acción. A través de la denuncia de los Grandes Relatos, se nos incita a limitar por nuestro propio movimiento el dominio de lo inteligible y a conceder de antemano su parte a lo oscuro, lo confuso y lo irracional. [...] Si se proscribe toda hipótesis sobre “la naturaleza de las cosas” y sobre los resortes últimos de la historia, nos prohibimos distinguir lo accesorio de lo importante, el accidente de la sustancia, la apariencia de la esencia. Ahora bien, semejante distinción es siempre una apuesta, pero sin ella no hay conocimiento posible. En rigor, lo que se nos ofrece en estos días bajo ese nombre es, muy a menudo, un simple comentario, en ocasiones inteligente, pero siempre superficial: quienes lo redactan se han privado, ellos mismos, de las herramientas que les habrían permitido llegar a la almendra bajo la corteza y al oro bajo la ganga.


Emmanuel Terray, Esa eterna fugitiva, Gedisa, Barcelona, 1989, pp. 127-128.

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