[Más vale no hacerse ilusiones...], Louis-Ferdinand Céline

sábado, 22 de septiembre de 2012
 El grito, Edvard Munch


   Más vale no hacerse ilusiones, la gente nada tiene que decirse, sólo se hablan de sus propias penas, está claro. Cada cual a lo suyo, la tierra para todos. Intentan deshacerse de su pena y pasársela al otro, en el momento del amor, pero no da resultado y, por mucho que hagan, la conservan entera, su pena, y vuelven a empezar, intentan endosársela a alguien (...).
   Y después venga a jactarte, entretanto, de haberte librado de tu pena, pero todo el mundo sabe que no es cierto y que te la has guardado pura y simplemente para ti solito. Como te vuelves cada vez más feo y repugnante con ese juego, al envejecer, ya ni siquiera puedes disimularla, tu pena, tu fracaso, acabas con la cara cubierta de esa fea mueca que tarda veinte, treinta años y más en subir, por fin, del vientre al rostro. Para eso sirve, y para eso sólo, un hombre, una mueca, que tarda toda una vida en fabricarse y ni siquiera llega siempre a terminarla, de tan pesada y complicada que es, la mueca que habría de poner para expresar toda su alma de verdad sin perderse nada.



 Louis-Ferdinand Céline, Viaje al fin de la noche, Edhasa, Barcelona, 2011, p. 337.

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