[Las imágenes de la preciosa Lily...], Juan Bonilla

jueves, 12 de septiembre de 2013
Los amantes en el cielo rojo, Marc Chagall


   Las imágenes de la preciosa Lily le martirizaban de madrugada, el momento en que abandonaba la sala donde leía sus poemas, sus apariciones estelares en sus sueños: era un niña saltando a la comba con sus sienes, era una boxeadora magullando su rostro de piedra, era una puta esperándolo bajo un farol, era una señorita conducida en trineo por un cochero de gala, era La Gioconda, estaba harto de copiarla una y otra vez y de saber al terminar cada una de las copias que la auténtica estaba colgada en un museo o en la casa de Osip Brik, tenía que robarla, no le iba a quedar más remedio que robarla y aprender que amar es arrancarse de las sábanas desgarradas del insomnio, que no tenía que ver con los paraísos de dulzura que nos vendían los simbolistas tétricos, sino el asalto rugiente de una tempestad de fuego y de agua.


Juan Bonilla, Prohibido entrar sin pantalones, Seix Barral, Barcelona, 2013, p. 52.

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