[A diferencia de los erizos], Belén Gopegui

jueves, 8 de enero de 2015
 Leandro, Anselm Kiefer


   Cuentan, es sabido, que en los días gélidos los erizos sienten la necesidad de juntarse para darse calor y no morir. Cuando se aproximan mucho, las púas de los otros erizos les causan dolor. Sin embargo, alejarse comporta un frío insoportable.
   A diferencia de los erizos, nos acercamos no sólo a otros erizos sino a la causa de estos días helados. El peligro y la moderación nos mantienen a una distancia adecuada para subsistir. Pero, a veces, nos seguimos acercando.


Belén Gopegui, El comité de la noche, Literatura Random House, Barcelona, 2014, p.11.
  
  

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