Un experimento consiste en provocar cierto fenómeno para estudiarlo, y ustedes se preguntarán cómo se puede provocar un hueco. También Brezo me lo preguntó. Supón, le dije, que hoy te anuncian el regreso de un viejo amigo a quien ya juzgabas irrecuperable en la distancia de otro continente. Son las ocho de la tarde, tú sales a la calle fantaseando con el encuentro, es tan incontenible tu alegría que andas riéndote en voz baja, porque en un segundo has visto tu pasado con esa persona y el futuro, la dicha de la proximidad. Subes a un autobús enumerando los sitios donde piensas llevarle, tu brazo en alto se aferra a la barra sucia, un individuo de cogote grueso te empuja contra el pecho opulento de una mujer, ella hace ostensibles gestos de molestia pero tú los ignoras, concentrada en la escena que imaginas, palpitas de puro júbilo, como si ya sintieras en tus costillas la presión del primer saludo. Mas he aquí que era todo una falsa alarma. Quien te anunció que tu amigo volvía se había confundido en la fecha o en el nombre. «Qué chasco», comentarían algunos. «Qué hueco», diría Sergio Prim. ¿Dónde estabas tú mientras planeabas el encuentro? Si contestas «en un autobús», ¿no pecas, cuando menos, de imprecisión? ¿De qué sustancia se compone, en qué lugar se ubica esa emoción que fue tuya: cuarenta y cinco minutos de felicidad concreta motivados por un acontecer ilusorio? El chasco, bien que fulminante, sucede a posteriori: afecta sólo al último minuto, no puede borrar los otros cuarenta y cuatro minutos pasados al margen de su jurisdicción. En cambio, ese espacio de tiempo contrario a la realidad de quién es, Brezo, Brezo, ¿a qué categoría pertenece?
Belén Gopegui, La escala de los mapas, Anagrama, Barcelona, 2009 (1993), pp. 109-110.
2 comentarios:
Admirable la cantidad de poesía que encierra esta ópera prima.
Ha sido una grata sorpresa, no esperaba un estilo tan lírico, conociendo sólo de esta autora Deseo de ser punk. Difícil decantarse por una de sus páginas.
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