[Se puede ser palabra...], José María Muñoz Quirós

domingo, 31 de enero de 2010

Se puede ser palabra
y no tener un labio
en el que adormecerse. Ser
sílaba caída
en un desierto, luz
abrumada de otra noche
leve y secreta en tu memoria.
Se puede ser un verso inexistente
y morir olvidado
entre las páginas de un libro.
Rosa caída o luna extraña.
Se puede ser olvido sin recuerdo
y no tener las letras
para escribir tu nombre.
En toda noche habitan
las palabras que mueren.


José María Muñoz Quirós, El rostro de la niebla, Hiperión, Madrid, 2009, página 38.

Una vida, Antonio Luis Ginés

jueves, 28 de enero de 2010

UNA VIDA

El joven que se ganaba la vida haciendo fotocopias ahora limpia cristales en los semáforos. Hay días que no pasa de los diez euros. Sus movimientos son rápidos, aprendió la mecánica y no repara en quién está al otro lado; puede limpiar el parabrisas del tipo del banco que lo hundió; un impago y el sistema te premia. Ya no es tan joven, no dispone de futuro, ha vuelto a la calle, a dejar pulcros grandes automóviles donde la dignidad y la rabia nunca ocupan asiento. Si llueve, mala suerte, amarga publicidad en sus labios, aunque sus manos parezcan esquivar el tiempo, caen tristes, resignadas con la languidez de esos días que nunca terminan
de irse
del todo.

Antonio Luis Ginés, Picados suaves sobre el agua, Bartleby Editores, Madrid, 2009, página 22.

La dueña, Marcelo Adrián Gill Ibarra

lunes, 25 de enero de 2010


LA DUEÑA

Le dijo que la amaba, que ella era la única dueña de su alma y de su corazón. Su amor fue correspondido. Se casaron y tuvieron una nena.

Pero luego de diez años se separaron por diferencias irreconciliables. Ella se fue de la casa y se llevó a la nena.

A los pocos días volvió, reclamando el alma y el corazón de su ex esposo. Se los tuvo que dar.

La falta de alma casi no se nota en el hombre, excepto quizá por su mirada perdida.

Sin embargo, el lugar donde estuvo el corazón nunca cicatriza del todo, y por más vendas que se ponga, la sangre siempre mancha un poco sus camisas.

Marcelo Adrián Gill Ibarra



Clara Obligado (ed.), Por favor, sea breve 2: Antología de microrrelatos, Páginas de Espuma, Madrid, 2009, p. 122.

Abrigo azul, José Luis Piquero

jueves, 21 de enero de 2010
ABRIGO AZUL

Hace un frí­o de muerte, un frí­o triste
incluso para enero y para estar tan solo.
Y yo soy poco menos que una persona hundida
en las solapas de mi americana,
un ser raro del frí­o que gasta americana, un sospechoso,
alguien que bien podrí­a enseñar una placa o un cuchillo.

Y ahora me acuerdo de mi abrigo azul
de pelo de camello,
el mejor que he tenido. Tú me lo regalaste.
Recuerdo que llegaste con él a la oficina y allí­ mismo
me lo probé. Mis compañeros
se reí­an y a mí­ me daba igual.
Era un señor abrigo, lo escogiste
a ojo de buen cubero: me caí­a perfecto.
Se podí­a plantar cara al invierno con un abrigo así­.

Pero ahora no lo llevo y mira que hace frí­o en estas calles
de todos los demonios. El abrigo
estará a mil kilómetros, cálido para nadie, piel gastada.
Tú y yo estamos también a mil kilómetros
o a cien mil años luz, igual que dos cometas, y si nos encontráramos
sólo cabrí­a un choque: un cataclismo.

Mi querida enemiga: finalmente
ocurrió lo que entonces, cuando vení­as con tu bolsa y en la bolsa el abrigo
y yo me lo probaba en la oficina
como se viste un prí­ncipe en el dí­a de su coronación,
ha ocurrido lo que era en aquel tiempo la peor de nuestras pesadillas: no estar juntos.
Y me pregunto cuándo, en qué momento, a lo largo de eones que han pasado, desde que el mundo era
una gran primavera reluciente,
empezaron las cosas a ir tan mal,
tan rematadamente mal,
y a hacer tanto, tanto frí­o.

Y supongo que tú
también tendrás noches a la intemperie
—como esta misma— en las que haces recuento de errores y fracasos, y no sé
qué clase de calor será el que eches de menos.
Seguro que yo hice algo por ti,
pero no lo recuerdo, algo inocente o práctico, o generoso o noble,
que compensa todos esos errores
y a ti te reconforta en las peores noches
y a mí­ me salva.

Mi abrigo azul de pelo de camello.
En mi vida he tenido
un abrigo tan puñeteramente bueno como aquel.

José Luis Piquero, El fin de semana perdido, DVD Ediciones, Barcelona, 2009, páginas 44-45.

Punzada, Antonio Luis Ginés

domingo, 17 de enero de 2010
PUNZADA

Te visita el recuerdo. Sólo quieres las líneas de aquel cuerpo que te devuelvan a la vida. Las nubes rastrean los cielos y pudieran ser las mismas de entonces. Un chiquillo desnudo tiembla bajo la lluvia de octubre y tiene tu rostro y tu ropa. Pasan mujeres y hombres ciegos, se estrellan en el mismo círculo sin salida. Pudieras ser tú uno de ellos, con la mano entre el corazón y el sexo; el que levanta nubes de polvo y corre a la desesperada, el que trata de esquivar
este golpe en la memoria, pudieras ser tú
aunque el dolor baje por tu boca
hasta la tierra
y la reseque.


Antonio Luis Ginés, Picados suaves sobre el agua, Bartleby Editores, Madrid, 2009, página 17.

Pasión, Julio Miranda

jueves, 14 de enero de 2010

PASIÓN

El hombre, con los brazos abiertos delante de la puerta, le obstaculizaba el paso. Ella no pudo evitar una sonrisa, pese a todo.

-Pareces un Cristo.

-No te vas.

-Volveré en unos días.

-¿Está aquí de nuevo, verdad?

-¿Para qué lo preguntas?

-No te vayas.

-Déjame salir.

-¿Esto va a durar toda la vida?

-No lo sé.

El hombre se apartó, cruzó junto a ella evitando rozarla, se sirvió un trago y se hundió en un sillón, derramándose encima la bebida, mientras la puerta se cerraba. Se levantó de inmediato, fue hasta la ventana: sólo entonces se dio cuenta de que llovía.

-Se va a mojar -dijo, en voz muy baja.

Julio Miranda



Clara Obligado (ed.), Por favor, sea breve 2: Antología de microrrelatos, Páginas de Espuma, Madrid, 2009, p. 77.

La expectativa, Ángel Olgoso

martes, 12 de enero de 2010

LA EXPECTATIVA

   Boran fue condenado a cadena perpetua. Pasaron los años. Murieron los guardianes y los sustitutos de los guardianes. Se extinguió la especie humana. Los barrotes de acero se deshicieron con la erosión continuada e implacable del aire. Entonces Boran escapó. «Sólo era cuestión de tiempo», se dijo.



Ángel Olgoso, La máquina de languidecer, Páginas de espuma, Madrid, 2009, página 111.

Paradoja, Raquel Lanseros


PARADOJA

Mis amigos hacen arder sahumerios
releen libros de mantras

decoran sus paredes con letras orientales.

La mayoría ortodoxa
______tiene clase de yoga tres veces por semana.

La última Navidad

_______abogué por frenar
______________la cota de consumo irresponsable.
Soy un pobre aprendiz de budista.

Fabriqué mis regalos artesanalmente
_______________reciclando residuos imaginativos.
¡Qué triste desengaño! Esta iniciativa

_______________distó mucho de hallar el éxito esperado.
Se siguieron prendiendo
_____________veinte velas a dios y dieciocho al diablo.
No conseguí sino un escaldamiento.

____________Desde entonces
____________los mismos que predican una existencia zen
_____________________________
me acusan de tacaño.


Raquel Lanseros, Croniria, Hiperión, Madrid, 2009, página 39.

[Como un ciego...], Alejandro Jodorowsky

sábado, 9 de enero de 2010


Como un ciego
que encontrara
un tesoro en la basura
dejo transcurrir el invierno



Alejandro Jodorowsky, Todas las piedras, Ediciones Obelisco, Barcelona, 2008, página 13.

Ocaso de un imperio, Manuel Moyano

jueves, 7 de enero de 2010

OCASO DE UN IMPERIO

Swift inventó el país de Liliput, poblado por hombres diminutos, y Tomás Moro la isla de Utopía, cuya capital es Amauroto. Yo también me dedico a inventar lugarse imaginarios. Sin ir más lejos, ayer dibujé un círculo con guijarros en el patio y lo nombré Imperio de Chu. Chu es un país árido, sembrado de agujas de pino y habitado sólo por hormigas. Más allá de sus fronteras se extienden parterres con begonias y crisantemos, y también un sendero de grava que conduce hasta la verja de salida, esa verja que siempre permanece cerrada (al menos, para mí). Todos los imperios están condenados a desaparecer: esta mañana, el jardinero arrasó Chu al pasarle un rastrillo por encima. Como me encaré con él, las enfermeras decidieron inyectarme una nueva dosis de tranquilizante.



Clara Obligado (ed.), Por favor, sea breve 2: Antología de microrrelatos, Páginas de Espuma, Madrid, 2009, p. 102.

La maison & Fermer la maison, Miossec

lunes, 4 de enero de 2010
"La maison" (À prendre, 1998) y "Fermer la maison" (Finistériens, 2009) son dos canciones de Miossec que hablan de lo mismo, pero a la inversa; una misma alegoría en que la casa se presenta como metáfora del amor edificado por entre dos personas. "La maison" cuenta cómo, a pesar de las dificultades, se va construyendo esa casa lentamente, "brique par brique, pierre par pierre". La misma cadencia acompaña a su destrucción, a su abandono, en "Fermer la maison", que gira alrededor de la búsqueda de los inexistentes porqués de los finales.

La relación entre las dos canciones va más allá del ámbito temático, ya que comparten algunos rasgos formales que extrañamente podrían ser fruto de la casualidad. Así, presentan igual duración (3'09''), tonalidades relativas entre sí (la menor en "La maison", do mayor en "Fermer la maison"), y coinciden en tres de los cuatro acordes que se repiten en sus estribillos (do, sol, la menor y sol en la primera, y do, sol, la menor y fa en la segunda).



LA MAISON

Le monde entier nous donnait perdant dans la dernière
Mais finalement le ciment a bien pris
On tient toujours debout le matin dans la lumière
Comment ça s'est fait en tout cas sans permis
On s'est bâti brique par brique pierre par pierre
Un truc que tout le monde voyait à l'aurore démoli
Un truc qui ne tiendrait pas le prochain hiver
Une histoire qui finirait en débris

Le monde entier ne nous donnait pas de carrière
Mais on s'est quand même quand même bâti
En plâtrant mastiquant nos caractères
En passant repassant de l'enduit
Et en carrelant rabotant nos petites misères
En vérifiant si le ciment a bien pris
Si les fenêtres donnent toujours bien-sûr sur la mer
Et qu'entretemps personne n'ait construit

Mais qu'a-t-on pu bien faire
Pour survivre à nos envies
Pour ne pas claquer pendant l'hiver
Et que le printemps nous voit ainsi

Le monde entier nous voyait mordre la terre
Ou tout du moins c'est ce qui était prédit
Il faut isoler tapisser tout ce qui nous rend fier
Pour toutes ces choses dans le jardin faire un abri
Ca ne sentait pas vraiment le presbytère
Ni même la grande place de la mairie
Plutôt un truc qui ressemble à une carrière
Quand ça explose sur le coup de midi

Mais qu'a-t-on pu bien faire
Pour survivre à nos envies
Pour ne pas claquer pendant l'hiver
Et que le printemps nous voit ainsi
***
LA CASA

El mundo entero nos veía perdedores, en la cola,
pero finalmente cuajó bien el cemento.
Nos mantuvimos siempre de pie, en la luz de la mañana.
¿Por qué, en todo caso, no teníamos permiso?
Nos hemos construido ladrillo a ladrillo, piedra a piedra,
Una cosa que todo el mundo veía destrozada en la aurora,
una cosa que no resistiría el invierno,
una historia que acabaría en pedazos.

El mundo entero no nos daba rienda suelta.
Pero, a pesar de todo, a pesar de todo, nos hemos construido,
enseyando, enmasillando nuestros caracteres,
pasando, repasando capas de pintura,
pavimentando, cepillando nuestras pequeñas miserias,
comprobando si el cemento ha cuajado,
si las ventanas dan siempre al mar
y mientras tanto nadie ha construido delante.

Qué bien hemos conseguido obrar
para sobrevivir a nuestros antojos,
para no morir en el invierno
y que la primavera nos vea así.

El mundo entero nos veía morder el polvo,
o al menos eso que estaba predicho.
Había que aislar, tapizar todo aquello de lo que estábamos orgullosos,
hacer para todas esas cosas un refugio en el jardín.
Eso no lo sentía de verdad la casa parroquial,
ni siquiera la gran plaza del ayuntamiento,
más bien una cosa digna de una cantera
que explota según llega el mediodía.

Qué bien hemos conseguido obrar
para sobrevivir a nuestros antojos,
para no morir en el invierno
y que la primavera nos vea así.
´´´´´´``````



FERMER LA MAISON

Je ne sais que te dire
Je ne sais comment faire
Je n'ai pas appris les bonnes manières
Je les ai oubliées au bord de la mer
J'avais pourtant tondu le gazon
Remplacé des ardoises
Sur le toit de notre belle maison

Comment ça commence ?
Comment ça se finit ?
Comment ça se danse, tous les non-dits ?
Comment s'est-on tellement menti ?
Nous avions quand même tout construit
Comment ça commence ?
Comment ça se finit ?
Comment ça se danse, tous les non-dits ?
Comment s'est-on tellement détruit ?
Pierre par pierre, brique par brique

Comment refermer les fenêtres
Sur tout ce qui aurait dû être ?
Comment en finir pour de bon
Avec ce qui était notre seule raison ?
Alors, j'ai refermé la maison
Je m'en suis même fait une raison
J'avais pourtant tout repeint
Du plancher au plafond

À quoi bon s'être saigné les veines ?
Tu n'en valais peut-être pas la peine
Alors, j'ai porté les derniers cartons
Pas un nuage à l'horizon
Même pas la moindre dépression

Comment ça commence ?
Comment ça se détruit ?
Pierre par pierre, brique par brique
Comment ça se dans, tous les non dits ?
Comment s'est-on ainsi construit ?
Comment ça commence ?
Comment ça se finit ?
Pierre par pierre, brique par brique
Comment s'est-on ainsi construit ?
Comment s'est-on ainsi démoli ?
***
CERRAR LA CASA

No sé qué decirte.
No sé cómo hacer.
No he aprendido buenos modales,
los he olvidado a la orilla del mar.
Sin embargo, había cortado el césped,
remplazado la pizarra
sobre el techo de nuestra hermosa casa.

¿Cómo comienza?
¿Cómo se acaba?
¿Cómo se baila esto, lo que no nos dijimos?
¿Cómo nos hemos mentido tanto?
Ya teníamos todo construido.
¿Cómo comienza?
¿Cómo se acaba?
¿Cómo se baila esto, lo que no nos dijimos?
¿Cómo nos hemos destruido tanto?
Piedra a piedra, ladrillo a ladrillo.

¿Cómo volver a cerrar las ventanas
sobre todo lo que tendría que haber sido?
¿Cómo terminar de verdad
con lo que era nuestra única razón?
Entonces, he vuelto a cerrar la casa,
me he resignado.
Sin embargo, había repintado todo,
desde el suelo hasta el techo.

¿Para qué habernos desangrado las venas?
Quizás tú no valías la pena.
Entonces, me he llevado los últimos cartones.
Ni una nube en el horizonte,
ni siquiera una mínima depresión.

¿Cómo comienza?
¿Cómo se destruye?
Piedra a piedra, ladrillo a ladrillo.
¿Cómo se baila esto, lo que no nos dijimos?
¿Cómo nos hemos construido así?
¿Cómo comienza?
¿Cómo se acaba?
Piedra a piedra, ladrillo a ladrillo.
¿Cómo nos hemos construido así?
¿Cómo nos hemos destrozado así?



Discografia de Miossec (descarga de sus 7 discos): http://laspikedelycmusic.bloguez.com/laspikedelycmusic/tags,Miossec,p,1.html

Dormir, Juan Gelman

domingo, 3 de enero de 2010


DORMIR

El sueño imagina una
soledad de todas las cosas.
Noticias extrañas mezclan
el ayer con ayer. Nadie
protege al balbuceo del cuerpo. Depósitos
del hígado le dirán que es mortal y
se lavará los dientes frente
a la inmanencia que cambia.
Cuándo, cuándo las mesas,
las sillas, las matanzas
le dirán que
ha entrado en la sombra de sí mismo
y no hay
flores blancas allí.



Juan Gelman, De atrásalante en su porfía, Visor, Madrid, 2009, página 32.