[En una tierra muerta], Svetlana Alexievich

sábado, 31 de octubre de 2015
Anselm Kiefer


   Una vez realizamos una misión especial: nos ordenaron que laváramos urgentemente una casa en una aldea vacía. ¡Absurdo!
   —¿Para qué?
   —Mañana se va a celebrar en ella una boda.
   Rociamos con mangueras el tejado, los árboles, escarbamos la tierra. Segamos las plantas de patata, toda la huerta, la hierba del patio. Dejamos todo aquello hecho un erial.
   Al día siguiente trajeron a los novios. Se presentó un autobús lleno de invitados. Con música. Un novio y una novia de verdad, no de película. Entonces ya vivían en otro lugar, se habían mudado, pero los convencieron de que vinieran aquí para filmar la escena para la posteridad. La propaganda funcionaba. La fábrica de sueños defendía nuestros mitos: podemos sobrevivir en cualquier lugar, hasta en una tierra muerta.
   Justo antes de partir, el comandante me mandó llamar:
   —¿Qué has estado escribiendo?
   —Cartas a mi mujer —le contesté. A lo que le siguió la frase:
   —Pues al llegar a casa, ándate con cuidado.
   ¿Qué me ha quedado en el recuerdo de aquellos días? Cómo cavábamos. Y cavábamos. En alguna parte del diario tengo escrito qué es lo que comprendí allí. En los primeros días. Comprendí lo fácil que es convertirte en tierra.

    Iván Nikoláyevich Zhmíjov,
ingeniero químico


Svetlana Alexievich, Voces de Chernóbil: crónica del futuro, Siglo XXI, Madrid, 2006, pp. 182-183.
   

[De noche...], José Daniel García

viernes, 30 de octubre de 2015
 Pasillo incómodo, Kansuke Yamamoto


De noche son mamíferos de lycra
con la nariz dormida.
 ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍A mediodía
salvadores de obstáculos humanos
en las colas de metro.
 ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍Por la tarde
frágiles animales de ceniza
 ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍‍‍ ‍‍aguardando el crepúsculo.


José Daniel García, El sueño del monóxido, DVD, Barcelona, 2006, p. 19.
 

[El reloj dormido], José Luis Morante

martes, 27 de octubre de 2015


Solos, siempre solos, sin entender por qué, con el reloj dormido en otro tiempo.


José Luis Morante, Motivos personales, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015, p. 37.
  

[Calzar la mesa...], Juan Manuel Uría

lunes, 26 de octubre de 2015
Mesa, Gehrard Richter


Calzar la mesa es inútil cuando lo que está desequilibrado es el mundo.


Juan Manuel Uría, Dos por la mañana, El Gallo de Oro, Bilbao, 2015.
  

Monólogo sin nombre… un grito, Svetlana Alexievich

sábado, 24 de octubre de 2015
 Issei Suda

MONÓLOGO SIN NOMBRE… UN GRITO

   ¡Buena gente! ¡Déjennos en paz, por lo que más quieran! Ustedes charlan con nosotros y luego se marchan, ¡pero nosotros hemos de vivir aquí!
   Aquí están las cartillas médicas. Cada día las tomo en mis manos. Las leo…
   Ania Budái… nacida en 1985… 380 rem.
   Vitia Grinkévich… nacido en 1986… 785 rem.
   Nastia Shablóvskaya… nacida en 1986… 570 rem.
   Aliosha Plenin… nacido en 1985… 570 rem.
   Andréi Kotchenko… nacido en 1987… 450 rem.
   Hoy, una madre me ha traído a una niña como éstos a la consulta.
   —¿Qué te duele? —Me duele todo, como a mi abuela: el corazón, la espalda, y me da vueltas la cabeza.
   Desde niños ya conocen la palabra «alopecia», porque muchos se han quedado sin pelo. Sin cejas, sin pestañas. Todos se han acostumbrado a ello. Pero en nuestra aldea sólo tenemos una escuela de primaria, y los niños que pasan a la quinta clase tienen que tomar el autobús para ir a otra escuela a diez kilómetros. Y los niños lloran, no quieren ir. Allí los demás niños se reirán de ellos.
   Usted misma lo ha visto. Tengo el pasillo lleno de enfermos. Que esperan. Yo cada día oigo cada cosa que los horrores que ustedes ven por la tele es pura basura. Así se lo puede transmitir a las autoridades de la capital: ¡Basura!
   Modernismo… Postmodernismo. Por la noche me sacaron de la cama por una urgencia. Llego al lugar. La madre está de rodillas junto a la camita: la criatura se está muriendo. Y oigo la súplica de la madre: «Quería, hijito, que si esto ocurría, que fuera en verano. En verano hace calor, hay flores, la tierra está blanda. Ahora es invierno. Espera aunque sea hasta la primavera…».
   ¿Lo escribirá así?
   Yo no quiero comerciar con su desgracia. Filosofar. Para eso tendría que quedarme a un lado. Y yo no puedo. Oigo cada día lo que dicen. Cómo se quejan y lloran. Buena gente. ¿Quiere saber la verdad? Siéntese a mi lado y apunte. Pero si nadie va a leer un libro así.
   Mejor sería que nos dejaran en paz. Nosotros hemos de vivir aquí.
  

  
    Arkadi Pávlovich Bogdankévich, médico rural



Svetlana Alexievich, Voces de Chernóbil: crónica del futuro, Siglo XXI, Madrid, 2006, p. 103-104.
  

[Un hombre se traduce], Leonard Cohen

viernes, 23 de octubre de 2015
 Pejac


   Oración es traducción. Un hombre se traduce en un niño al preguntar por el contenido de un lenguaje que domina a duras penas.


Leonard Cohen, Los hermosos vencidos, Fundamentos, Madrid, 1974, pp. 67-68.
  

[Sin alma], Christian Bobin

miércoles, 21 de octubre de 2015
Fuego rojo y dorado, Eyvind Earle


   Es algo que no se ve, que no se oye, que no impide hacer nada. Se puede vivir muy bien sin alma, no es algo importante, ocurre muy a menudo. El único problema es que las cosas ya no vienen a ti cuando las llamas por su nombre. Puedes estar ausente de tu vida y engañar a todo el mundo sobre esta ausencia —a todo el mundo salvo a los animales, salvo a los árboles, salvo a las cosas. A todo el mundo salvo a la dorada luz del otoño, esa luz que pesa con toda su dulzura sobre la corteza de los abedules y la carne de los rosales. Cómo reunirse con lo que se elude. Cómo palpar la vida inmediata, cómo volver a la vida sencilla. Sí, cómo. El amor te ha pasado por encima como los rojos incendios sobre los bosques de Provenza.


Christian Bobin, Un simple vestido de fiesta, Árdora, Madrid, 2011, p. 22.
 

[Tan juntos], Svetlana Alexievich

martes, 20 de octubre de 2015

Chris Friel


   No hay manera de que me salga lo que quiero decir. No con palabras. Después del ataque al corazón, no puedo gritar. Tampoco me dejan llorar. Por eso no me salen las palabras. Pero le diré... Quiero que sepa... Aún no se lo he confesado a nadie. Cuando no les di a mi hija... nuestra hija... entonces, me trajeron una cajita de madera:
   —Aquí está.
   Lo comprobé. La habían envuelto en pañales. Toda envuelta en pañales. Y entonces me puse a llorar y les dije:
   —Colóquenla a los pies de mi marido. Y díganle que es nuestra Natasha.
   Allí, en la tumba, no está escrito «Natasha Ignatenko». Sólo está el nombre de él. Ella no tuvo ni nombre, no tuvo nada. Sólo alma. Y allí es donde enterré su alma...
   Siempre vengo a verlos con dos ramos: uno es para él y el segundo lo pongo en un rinconcito para ella. Me arrastro de rodillas por la tumba. Siempre de rodillas... [De manera inconexa:] Yo la maté. Fue mi culpa. Ella, en cambio... Ella me ha salvado. Mi niña me salvó. Recibió todo el impacto radiactivo, se convirtió, como si dijéramos, en el receptor de todo el impacto. Tan pequeñita. Una bolita. [Pierde el aliento.] Ella me salvó. Pero yo los quería a ambos. ¿Cómo es posible? ¿Cómo se puede matar con el amor? ¡Con un amor como éste! ¿Por qué están tan juntos? El amor y la muerte. Tan juntos. ¿Quién me lo podrá explicar? Me arrastro de rodillas por la tumba. [Calla largo rato.]


Svetlana Alexievich, Voces de Chernóbil: crónica del futuro, Siglo XXI, Madrid, 2006, p. XXXV.

[Seguimos observando], Daniel Tammet

domingo, 18 de octubre de 2015
Eos, Will Barnet


   En cierto modo, constantemente evaluamos y predecimos a los demás, aun cuando no seamos conscientes de ello. A menudo, la gente a la que escrutamos con más énfasis es aquella a la que más queremos. Siempre hay contemplación en el amor, y el intensísimo deseo de comprender al objeto de nuestro afecto. Y también hay melancolía, cuando comprobamos lo poco que podremos saber nunca con certeza. Nos duele nuestra ignorancia, pero pese a todo la soportamos. Con humildad, con paciencia, seguimos observando hasta que finalmente nos identificamos de alguna manera con el otro. La anticipación se convierte en un acto de amor.


Daniel Tammet, La poesía de los números, Blackie Books, Barcelona, 2015, p. 210.
 

[Y un día...], Christian Bobin

viernes, 16 de octubre de 2015
 León Ferrari


   Y un día, para conocer un libro nos bastará con posar nuestro índice sobre su portada, y toda la luz de las palabras nos penetrará, sin que quede nada, y ese día sabremos que estamos muertos —pues mientras estamos vivos, estábamos condenados a lo laborioso, a palabra por palabra y a lo indescifrable.


Christian Bobin, Autorretrato con radiador, Árdora, Madrid, 2006, pp. 32-33.
 

puntos suspensivos, Isabel Bono

jueves, 15 de octubre de 2015
Masao Yamamoto


puntos suspensivos

   En cada despedida intentar convencer al otro de que alejarse no es nada, tocándole las manos hasta convertirlas en arena o en comida para pájaros.


Isabel Bono, Hielo seco, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015, p. 36.
 

Cartas para Elena, Arantza Portabales

martes, 13 de octubre de 2015
Antti Viitala


CARTAS PARA ELENA

   Querida Elena:

   El sol de Tarfaya quema. Cabalgo sobre las olas y cierro los ojos. Te veo a mi lado, con tu pelo negro y crespo, teñido de sal. Estiro la mano y casi rozo tu piel de neopreno. Después vuelvo a la orilla. Y no queda nadie. La casa de Amîn está cerrada. Las calles son un inmenso escenario de atrezo en el que todos habéis desaparecido. Suelo deambular por el zoco de El Aaiun, buscando tu rostro en cada puesto, en cada esquina. Nunca estás. Siempre lo tuvimos claro. Hasta que la muerte nos separe. Pero no sabíamos lo que eso supondría. Lo que duele la ausencia.
   Busca a Fátima. Dile que he encontrado a Omar. Que lleva aquella camiseta del Barça que le trajimos en nuestro tercer viaje. Está guapo, el enano. Aún tiene ocho años. Juega al futbol a todas horas. Le sigue faltando un diente. Y luce una eterna herida en la rodilla. Díselo. Que estamos juntos. Que estamos bien. 
   Porque este es mi cielo, Elena. Al final, mira tú, resulta que existe. Es hermoso. Huele a cuero, a comino, a hierbabuena y a jazmín. Sabe a dátiles y a mandarinas. Se impregna de la arena del Sahara. Se tiñe de rojo cada atardecer. Tú ya lo conoces.
   Esto es todo. Me limito a esperarte, con el pequeño de Fátima pegado a mis talones. Te añoro en cada ola de este mar. En cada playa. ¿Sabes qué? Debiste morir conmigo. Este era nuestro paraíso. Y está a punto de convertirse en un infierno sin ti.




Arantza Portabales, A Celeste la compré en un rastrillo, Zaera Silvar, A Coruña, 2015, pp. 105-106.
 

[Cubierta de hojas...], Susana Benet

lunes, 12 de octubre de 2015
 André Kertész


Cubierta de hojas,
la calle se estremece
como un estanque.



Susana Benet, Faro del bosque, Pre-textos, Valencia, 2006.
  

[Piratas y emprendedores], Noam Chomsky

sábado, 10 de octubre de 2015
El Roto, 10/10/15


   San Agustín cuenta la historia de un pirata capturado por Alejandro Magno, quien le preguntó: “Cómo osas molestar al mar?” “¿Cómo osas tú molestar al mundo entero? —replicó el pirata—. Yo tengo un pequeño barco, por eso me llaman ladrón. Tú tienes toda una flota, por eso te llaman emperador.” […]
  
   El concepto del terrorismo comenzó a utilizarse a fines del siglo XVIII, para referirse a los actos violentos que ejecutaban los gobiernos para asegurar el sometimiento del pueblo, el llamado terrorismo de Estado, pero es obvio que este concepto no tiene ninguna utilidad para los que ejercen el terrorismo de Estado, los cuales, puesto que tienen el Poder pueden controlar el pensamiento y la expresión. Por consiguiente, la evolución del mismo ha derivado en una definición bien distinta. En consecuencia se ha abandonado el sentido original, y el término “terrorista” ha venido a aplicarse fundamentalmente al “terrorismo al por menor” por parte de individuos o grupos.»


Noam Chomsky, Piratas y emprendedores. Terrorismo internacional en el mundo de hoy, Ediciones B, Barcelona, 2003.
  

[La representación], Philippe Forest

viernes, 9 de octubre de 2015
El espejo invisible, René Magritte


   ¿A qué responde todo esto? ¿Por qué la representación de la vida es siempre más desgarradora que la vida misma? Lloramos ante un retrato y nunca ante un rostro. ¿Por qué ocurre siempre eso, cuando el patetismo insoportable de las imágenes proviene de la vida y sólo de ella? ¿Por qué deben ser las imágenes las que nos entregan la verdad de las cosas amadas entre las que pasamos? Pero es así. Y no hacen falta lágrimas para demostrarlo.


Philippe Forest, Sarinagara, Sajalín, Barcelona, 2009, p. 230.

  

[La proximidad], Josep Maria Esquirol

miércoles, 7 de octubre de 2015
 Marc Chagall


   Lo humano no espera manifestarse sólo en la región superior de la acción política o del pensamiento contemplativo, sino que lo hace ya —y con parecida intensidad— en el gesto cotidiano. Hay que andar, pues, con cuidado para no correr el riesgo de simplificar. Las cosas más elementales quizá estén ya atravesadas por el ánimo de responder o de resistir a la oscuridad de la intemperie. El nihilismo no se supera, de la misma manera que no se supera la finitud: se afronta. Nos movemos entre la proximidad y el abismo, y la proximidad es ya una respuesta al abismo.


Josep Maria Esquirol, La resistencia íntima. Ensayo de una filosofía de la proximidad, Acantilado, Barcelona, 2015, pp. 74-75.
 

[Lluvia], Rafael Argullol

lunes, 5 de octubre de 2015
 Canción de la tormenta, René Magritte


Lluvia: La memoria del mar.


Rafael Argullol, Breviario de la aurora, Acantilado, Barcelona, 2006.
  

[Con su aguja de luz], Clarisse Nicoïdski

domingo, 4 de octubre de 2015
Sol, Edvard Munch


cuéntame la historia
que camina en tus ojos
cuando los abres por la mañana
cuando el sol
entra con su aguja de luz
en tus sueños


Clarisse Nicoïdski, El color del tiempo, Sexto Piso, Madrid, 2014, p. 25.

 

Draga el corazón, Roger Wolfe

sábado, 3 de octubre de 2015
Miyako Ishiuchi


DRAGA EL CORAZÓN


Cada línea, cada párrafo, cada página, cada obra
que he escrito, que escribo, que escribiré,
es un jirón arrancado de la carne de mi vida,
el reflejo de toda esta deriva,
mi particular process of breaking down,
es lo que soy, es lo que he sido,
las botas puestas, la piel en el camino,
saliva, enjuagaduras, blood, sweat and tears
and the innermost dregs of my tortured heart,
el canto y el silencio, el grito y el espasmo,
el goce y el suplicio,
la carcajada y el llanto y el sudor,
vómito y orgasmo,
malabarismos mentales,
masturbación emocional,
la escoria y los detritos,
los raros instantes de fugaz serenidad,
prisa y pausa, grano y paja,
la tinta fresca y los borrones,
el asco, la desidia, el movimiento,
sobre todo el movimiento,
cómo atraparlo, hacerlo tuyo,
este flujo de inmundicia que se va,
todo este trágico desaguisado,
toda esta guerra y esta paz,
esta incesante cascada de belleza,
todo este amor, todo este odio,
toda esta vacua verborrea
en medio del mutismo sideral,
día y noche, sístole y diástole,
inhalación, exhalación,
el tiempo es breve,
las ansias crecen,
las esperanzas menguan,

si cuando todo se haya dicho
y se haya hecho y consumado
ni la muerte que nos pisa
la sombra y los talones va a quedar en pie.


Roger Wolfe, Pasos en el corredor, 2015.
 

[Hay un mundo hecho...], Carlos Skliar

viernes, 2 de octubre de 2015
Wiktor Franko


   Hay un mundo hecho de las cosas que nunca podremos hacer o tocar o pensar. Un mundo que se ha liberado de nuestro camino y que ya no nos aguarda. Un mundo de otros, donde se juntan relámpagos, voces y sueños desobedientes. Esto es, sobre todo, el mundo: una vida que comienza y sigue, la duración de un temblor nuestro, sin nosotros.

Carlos Skliar, Hablar con desconocidos, Candaya, Barcelona, 2014, p. 111.