Retrato de un joven, Luca della Robbia
El ángel era bello. [...] Su rostro afirma que es él quien te está mirando. La belleza no procede aquí del placer de mirarle, sino de la necesidad de que te mire. La belleza procede de la esperanza de que te reconozca, y te incluya, la existencia de lo que estás mirando.
Esa esperanza de ser mirado y reconocido no se da solamente ante los retratos de los florentinos con su erotismo. [...] Quizá sea válido igualmente para la belleza que no es obra del hombre, la belleza presente en una puesta de sol, una planta, un animal o una montaña. Todas estas cosas son bellas cuando responden a la misma esperanza que el rostro del ángel parece colmar.
Esa esperanza de ser mirado y reconocido no se da solamente ante los retratos de los florentinos con su erotismo. [...] Quizá sea válido igualmente para la belleza que no es obra del hombre, la belleza presente en una puesta de sol, una planta, un animal o una montaña. Todas estas cosas son bellas cuando responden a la misma esperanza que el rostro del ángel parece colmar.
John Berger, Esa belleza, Bartleby, Madrid, 2005.
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