Monochrome es una de las más famosas canciones del músico francés Yann Tiersen, que aparece en su disco Le phare (1998), disco que lo lanzó a su merecido reconocimiento en toda Europa.
Mientras la letra de la canción se rige por el código anglosajón, la música parece hablar en francés, y de esta singular amalgama surge Monochrome, una directa crítica a un modo de vida rutinario, monótono, donde los días parecen estar escritos con tanto detalle que no dejan lugar a la digresión, donde no tienen cabida la inprovisación y creatividad.
El videoclip plasma en gran medida el mensaje de la canción; los objetos partícipes de lo cotidiano se rebelan a la par que el protagonista de su monótona existencia, y todo comienza a funcionar en torno a las notas de Yann Tiersen. Pero, finalmente, vence la rutina, y la rebelión queda abortada. Al menos se ha intentado, y es el primer paso para lograrlo.
Si el videoclip es bueno, la versión en directo no tiene nada que envidiarle. Tiersen vuelve a asombrarnos con su carácter polifacético; el acordeón deja paso al piano, acompañado de una impresionante orquesta sinfónica. La música te envuelve, sientes que formas parte de ese privilegiado público... y no puedes evitar dejarte arrastrar por una canción cuyas notas son pinceladas de color en nuestras vidas. Gracias a músicos como él, la monotonía queda entre paréntesis por el instante en que dura la canción.
Mientras la letra de la canción se rige por el código anglosajón, la música parece hablar en francés, y de esta singular amalgama surge Monochrome, una directa crítica a un modo de vida rutinario, monótono, donde los días parecen estar escritos con tanto detalle que no dejan lugar a la digresión, donde no tienen cabida la inprovisación y creatividad.
El videoclip plasma en gran medida el mensaje de la canción; los objetos partícipes de lo cotidiano se rebelan a la par que el protagonista de su monótona existencia, y todo comienza a funcionar en torno a las notas de Yann Tiersen. Pero, finalmente, vence la rutina, y la rebelión queda abortada. Al menos se ha intentado, y es el primer paso para lograrlo.
Si el videoclip es bueno, la versión en directo no tiene nada que envidiarle. Tiersen vuelve a asombrarnos con su carácter polifacético; el acordeón deja paso al piano, acompañado de una impresionante orquesta sinfónica. La música te envuelve, sientes que formas parte de ese privilegiado público... y no puedes evitar dejarte arrastrar por una canción cuyas notas son pinceladas de color en nuestras vidas. Gracias a músicos como él, la monotonía queda entre paréntesis por el instante en que dura la canción.
0 comentarios:
Publicar un comentario