PARA QUÉ SIRVE LA LECTURA
Me llaman de una editorial
y me piden que escriba
cinco folios sobre la necesidad de la lectura
No pagan muy bien
¿quién podría pagar bien por un tema así?
pero de todos modos
necesito el dinero
así que enciendo el ordenador y me pongo a pensar
sobre la necesidad de la lectura
pero no se me ocurre nada
es algo que seguramente sabía cuando era joven
y leía sin parar
leía en la Biblioteca Nacional
y en las bibliotecas públicas
leía en las cafeterías
y en la consulta del dentista
leía en el autobús y en el metro
siempre andaba mirando libros
y me pasaba las tardes en las librerías de usados
hasta quedarme sin un duro en el bolsillo
tenía que volver a pie a casa
por haberme comprado un Saroyan o una Virginia Woolf
Entonces los libros parecían la cosa más importante de la vida
fundamental
y no tenía zapatos nuevos
pero no me faltaba un Faulkner o un Onetti
una Katherine Mansfield o una Juana de Ibarbourou
ahora la gente joven está en las discotecas
no en las bibliotecas
yo me hice una buena colección de libros
ocupaban toda la casa
había libros en todas partes
menos en el retrete
que es el lugar donde están los libros
de la gente que no lee
a veces tenía que seguirle durante mucho tiempo
las huellas a un libro que había salido en México
o en París
una larga pesquisa hasta conseguirlo
No todos valían la pena
es verdad
pero pocas veces me equivoqué
tuve mis Pavese mis Salinger mis Sartre mis Heidegger
mis Saroyan mis Michaux mis Camus mis Baudelaire
mis Neruda mis Vallejo mis Huidobro
para no hablar de los Cortázar o de los Borges
siempre andaba con papelitos en los bolsillos
con los libros que quería leer y no encontraba
por allí andaban los Pedro Salinas y los Ambrose Bierce
la infame turba de Dante
pero ahora no sabía decir para qué maldita cosa
servía haber leído todo eso
más que para saber que la vida es triste
cosa que hubiera podido saber sin necesidad de leerlos
Cuando habían pasado cinco horas yo todavía no había escrito
una sola línea
así que me puse a escribir este poema
Llamé a los de la editorial
y les dije creo que para lo único que sirve
la lectura
es para escribir poemas
no puedo decirles más que eso
entonces me dijeron que un poema no servía,
que necesitaban otra cosa.
Cristina Peri Rossi, Playstation, Visor, Madrid, 2009, pp. 23-26.
6 comentarios:
Ja! Yo me conozco esa mesa... Q tal todo? yo intntando estudiar sociales... Dios mío, qué organización en los apuntes, qué redacción, qué coherencia......................QUÉ DESEPERACIÓN DE SEÑORAAAAAAA
SOS SOS SOS SOS SOS SOS SOS SOS
Besos deSOSlados...
Pues yo ando con un trabajo de lingüística, que es un rollo (transcribir una conversación...), y leyendo La vida es sueño, y un conjunto de pequeñas tareas que demoran el ansiado y necesitado descanso (bueno, ya sabes que yo el tiempo lo pierdo igual xD).
Sobre sociales, no te preocupes, que a esa tía, por lo que me has contado, no hay nada que hacerle, porque no hay quien la entienda de lo loca que está (lo de asignar la comarca por letra del apellido es que me mató xD). Y seguro que esta semana, con la bajada de temperaturas, la vuelves a ver en pantalón corto...
Con tanto SOS, me he acordado de Manuel Antonio... Fomos ficando sós o mar o barco e mais nós... Entonces sí que era desesperación, en cuarto, comentar poemas de éste y de A noite estrelecida... (y para no ser más que forenses, era el colmo, pero bueno).
Un beso violeta oscuro (a ver si este verano nos ponemos en serio, ¿eh?)
CUANTO TIEMPO! XD parece q no habitamos en el mismo lugar.
Me gusta el poema, sobre todo el final pero si tuviera que decir algo malo de él diría que es un poco pedante.
Saludossssssssssssssssssss
mñn hay un quiz night pero n estamso vamso a luar XD
LU
Ya, ¡tienes razón! Pues ahora acabo de cenar y si quieres subo a saludarte, porque siempre que voy no me coincide que estés xD.
Sobre el poema, es cierto que parece que quiere enlatar ahí a todos los autores que ha leído, pero también lo veo como una forma de hacerles como una especie de homenaje.
¡Hasta ahora!
Una crítica demoledora. ¿Justa?
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/25012/Playstation
Playstation
Cristina Peri Rossi
Premio Loewe, 2009. Visor. 84 páginas, 8 euros
Si vuela como un pato, camina como un pato y suena como un pato, lo más probable es que sea un pato. Se trata de la versión popular de la navaja de Occkam: la explicación más sencilla suele ser la correcta. Un caveat muy útil para nuestra especie, siempre dispuesta a liarlo todo con el noble propósito de pasar el rato.
Y entonces llega el XXI Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a rompernos el esquema. Playstation es el producto de una creatividad exhausta y, además, autocomplaciente en su agotamiento: Cristi- na Peri Rossi (Montevideo, Uruguay, 1941) psicoanaliza al poeta cínico, de vuelta de todo, harto de arte (especialmente del suyo). A quien le pregunta sobre su oficio, responde que “el tema me aburría mucho” (“Entrevista”). De ustedes y de mí, pobres diablos, predica que “Sólo leen los deprimidos, / para confirmar su depresión” (“La melancolía de la literatura”). Y como contribución al Diccionario Metafórico de la Lengua Española, lega la definición “La literatura es un residuo, / un excremento de la vida” (“Convalecencia”). Vaya por Dios.
El problema de Peri Rossi son en realidad dos. Primero: al taedium artis ya lo sentenció Moravia, aunque en aquel tiempo no existía ni la GameBoy. Segundo: alguna ley de la termodinámica hay que niega la posibilidad de las exhibiciones de desencanto a largo plazo. Hacia la página 20, cuestiones como la insatisfacción del creador ante su creación, la sobrevaloración de la literatura o el agobio de ser una celebrity (?) del circuito académico-editorial pueden resultar interesantes. Pero a la altura de la página 60, seamos sinceros, el único pensamiento que nos ronda es la clásica cita de Isabel Allende: “El que sufra escribiendo, que se dedique a hacer empanadillas”.
Playstation es, eso sí, una construcción coherente. Palabra y ritmo son comatosos por igual: “Llueve. Hoy es sábado y por fin llueve / muy lentamente / casi no llueve [ ] Ahora llevábamos trece meses sin llover” (“Barcelona rinde homenaje a J. G. Ballard”). A la monotonía temática corresponde una técnica sorda como un dolor, un puro name-dropping: “tuve mis Pavese mis Salinger mis Sartre mis Heidegger / mis Saroyan mis Michaux mis Camus mis Baudelaire / mis Neruda mis Vallejo mis Huidobro / para no hablar de los Cortázar o de los Borges”. La gratuidad de la información puede hacernos sospechar que bajo el listín telefónico se oculta un mensaje sustancial, relevante. Pero no, nada de eso: “y no tenía zapatos nuevos / pero no me faltaba un Faulkner o un Onetti / una Katherine Mansfield o una Juana de Ibarbourou”. Y esperen, no se vayan todavía, que el festival de lo trivial continúa: “leía en la Biblioteca Nacional / y en las bibliotecas públicas / leí en las cafeterías / y en la consulta del dentista / leía en el autobús y en el metro”.
Al mago se le adivinan los trucos, por viejos, ingenuos y sobreexplotados: “Era dimetilamina / dime-til-amina / dimematilde / dimelamina / mialamina / nimialamina”. Nos confesamos incapaces de leer íntegros (sin saltarnos nada) poemas como “Recitales de poesía” o “Biografías”: después de los veinte primeros versos de cortesía (en prosa suelen ser diez páginas), nuestra mente deserta del combate. A diferencia del honesto pato, esto puede llamarse Premio Loewe, operar como Premio Loewe e inmortalizarse como Premio Loewe. Pero no nos engañemos: no es un Premio Loewe.
A. SÁENZ DE ZAITEGUI
Tampoco es que haya leído el libro con mucho detenimiento; simplemente lo hojeé y este poema está aquí como resultado de una “sesión fotográfica”… No me pareció una obra brillante (supongo que si me hubiera entusiasmado la habría comprado), pero de ahí a esa crítica… Creo que falta al respeto a mucha gente, desde la autora (que no tiene ninguna culpa de que la hayan considerado merecedora del premio), a los miembros del jurado (con un criterio que, aunque discutible, no lo es más que el de quien firma esa crítica), pasando por las más de mil personas que enviaron su poemario al premio, que pensarán que, si así de ínfima es la calidad del libro premiado, entonces, su poesía, ¿a qué nivel se encuentra, bajo tierra?
Saludos
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