[¿Por qué el pollo cruzó la carretera?], Shalom Auslander

sábado, 23 de junio de 2012
Pollo sin cabeza, Ellen Merchant


   —¿Por qué el pollo cruzó la carretera? —le preguntó el Profesor Jove.
   —No lo sé —dijo Kugel—. ¿Por qué el pollo cruzó la carretera?
   —Porque era un imbécil —respondió el Profesor Jove.
   —No lo pillo —dijo Kugel.
   —El pollo cruzó la carretera —explicó el Profesor Jove— por el mismo motivo por el que todos cruzamos carreteras: porque pensamos que tal vez al otro lado habrá algo mejor. Dígame, señor Pollo, ¿no hay guerras al otro lado de la carretera? ¿No hay sufrimiento, ni divorcios, ni fracasos? ¿No hay hambre, ni enfermedades, ni lágrimas, ni dolor? ¿No cometen genocidios al otro lado de la carretera, señor Pollo? ¿Acaso al otro lado de la carretera los padres no entierran a sus hijos, los hijos y las hijas reciben siempre el amor que necesitan, hombres y mujeres no se vuelven viejos amargados y acaban muriéndose de pena?
   Kugel clavó la mirada en la punta de los zapatos.
   —Los padres desaparecen —dijo el Profesor Jove con voz compasiva— a ambos lados de la carretera.
   —Pero tampoco puede hacer ningún daño echar un vistazo —replicó Kugel—. Al otro lado de la carretera, quiero decir.
   —Al contrario —dijo el Profesor Jove—. Nadie ha dicho que el pollo llegara al otro lado. Las carreteras no son un buen lugar para los pollos ingenuos que sueñan con el nirvana. En las carreteras hay coches. Hay camiones. Y hay un montón de pollos aplastados. Son muy pocos los que logran llegar al otro lado. Y si uno lo consigue y descubre un Kentucky Fried Chicken y dice: «A la mierda, me vuelvo a casa», las probabilidades de que no logre regresar son aún más altas. Los pollos vivirían mucho más tiempo si se quedaran en el lado de la carretera en el que están. Y serían más felices si dejaran de hacerse ilusiones de encontrar algo mejor al otro lado. Se lo volveré a preguntar, Kugel: ¿por qué el pollo cruzó la carretera?
   —Porque era un imbécil —respondió Kugel.
   —Exacto.


Shalom Auslander, Esperanza: una tragedia, Blackie Books, Barcelona, 2012, pp. 99-100.

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