Sin título [serie Sábanas], Zsuzsi Csiszer
CONFESIÓN
Escribo porque me salva, porque es lo único que me queda, porque fija un sonido, unas luces, el final de un acto de amor, el escenario de unas horas de deseo. Escribo porque están conmigo los que ya nunca estarán, porque bajo al mar desde la mesa donde apoyo la cuartilla y me quedo quieto en la memoria de un cuerpo,
y prolongo unas voces hasta perder la noción del tiempo
(días y años juntos, apretados en un instante que me
deja sin defensa). Escribo porque al abrir el seno de una
palabra encuentro la iluminación última del beso, porque
pronuncio a solas mi única verdad: esa que después
desmiento con mi vida. Escribo porque hay un llanto
íntimo que me purifica desde que comienzo a hacer
signos en el papel, porque poseo las cosas desde su
respiración humana y puedo habitar aquello de lo que fui
desterrado. Escribo para ser joven y alimentar una
esperanza radical, para tener lo que no tengo y escuchar
lo que nunca me dijeron. Escribo porque nunca fue más
bello el engaño.
Javier Lostalé, La rosa inclinada (poesía 1976-2001), Calambur, Madrid, 2002, p. 143.
1 comentarios:
Escribir así es maravilloso.
Un abrazo.
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