Los comedores de patatas, Vincent van Gogh
En los pueblos, a diferencia de las ciudades, la muerte no se esconde. La muerte ensucia, alcanza las campanas y las puertas, deja su olor y su tacto en las habitaciones. Es un transeúnte más que camina por las calles, que reconoce y llama a todas las puertas de sus vecinos. Es un comensal más que se sienta a la mesa, que no come ni tira la servilleta al sentarse, que nunca repite pero que tampoco nunca se levanta, que siempre está ahí, callado, atento, presente.
María Sánchez, Tierra de mujeres: una mirada íntima y familiar al mundo rural, Seix Barral, Barcelona, 2019.
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