Teresa Pérez
Al dejarme llevar por la tentación de inventar el país de mi padre después de conocerlo, aprendí la lengua gallega, saboreé la comida y recorrí los prados y las montañas. Participé en ceremonias secretas, intraducibies. Supe que estábamos condenados a vivirlo todo con intensidad. Y que aquella cultura arcaica no admitía desperdicio. El eco del corazón gallego me confirmaba que el mundo era narrable.
Nélida Piñón, Una furtiva lágrima, Alfaguara, Madrid, 2019. Traducción de Roser Vilagrasa.
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