EL ORO DE LOS DÍAS
El oro de los días se ha desvanecido.
George Trakl
Pasa otro día que es una pendiente.
Y quién de los que estamos
aquí como escuchando el aire y su sentencia,
como mirando el tiempo
que gasta un autobús
en cruzar la ciudad y regresar,
se siente con la fuerza
para vencer al tedio.
Abrazamos el oro de los días
y nada vale más que las conversaciones
o ese hueco de tiempo que se queda,
que obliga a retrasar todas las frases
e impone en cada labio
un temor a que todo se convierta en silencio.
Daniel Rodríguez Moya, Cambio de planes, Visor, Madrid, 2008, página 18.
Y quién de los que estamos
aquí como escuchando el aire y su sentencia,
como mirando el tiempo
que gasta un autobús
en cruzar la ciudad y regresar,
se siente con la fuerza
para vencer al tedio.
Abrazamos el oro de los días
y nada vale más que las conversaciones
o ese hueco de tiempo que se queda,
que obliga a retrasar todas las frases
e impone en cada labio
un temor a que todo se convierta en silencio.
Daniel Rodríguez Moya, Cambio de planes, Visor, Madrid, 2008, página 18.
0 comentarios:
Publicar un comentario