Entre la oscuridad y la luz, Marc Chagall
Y de golpe comprendí que la persona justa no existe. Ni en el cielo ni en la tierra, ni en ningún otro lugar. Simplemente hay personas, y en cada una hay una pizca de la persona justa, pero ninguna tiene todo lo que esperamos y deseamos. Ninguna reúne todos los requisitos, no existe esa figura única, particular, maravillosa e insustituible que nos hará felices. Sólo hay personas. Y en cada una hay siempre un poco de todo, es a la vez escoria y un rayo de luz...
[...] es cierto que no existe la persona justa y que las ilusiones se desvanecen, pero yo lo amo, y eso es distinto.
[...] es cierto que no existe la persona justa y que las ilusiones se desvanecen, pero yo lo amo, y eso es distinto.
Sándor Márai, La mujer justa, Salamandra, Barcelona, 2012, pp. 130-131.
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