[Nadie se atreve a tocar nada], Miguel Ángel Hernández

lunes, 27 de mayo de 2013


   Pero a nadie se le iba a ocurrir mirar en el interior de la caja. Nadie iba a profanar una obra de arte. Al fin y al cabo era arte. Y el arte tiene secretos y enigmas. No podemos pretender entenderlo todo. Aunque lo que haya para entender sea lo más real, lo más cercano, aunque todas las distancias hayan sido abolidas…, en el fondo siempre hay una barrera invisible que separa al espectador de lo que está viendo, en el fondo, lo que vemos es siempre lo que nos mira, y en el fondo, nadie se atreve a tocar nada. Porque el arte sigue siendo sagrado. Y porque nadie en misa abre el sagrario para ver si realmente allí se encuentra el cuerpo de Cristo, porque nadie sube al escenario a desvelar los secretos del mago y ver qué se oculta detrás de sus trucos. Porque nadie se atreve a rasgar la iconostasis. Porque tememos que, si lo hacemos, todas las cosas se esfumen para siempre. Quizá porque, en el fondo, todos tememos desvanecernos si se demuestra que, en realidad, nadie puede desaparecer por arte de magia.


Miguel Ángel Hernández, Intento de escapada, Anagrama, Barcelona, 2013, pp. 221-222.

1 comentarios:

Auroratris dijo...

Nadie. Nos quedamos estáticos, absortos en lo que vemos sin ir más allá.
Besos.