Hace unos días encontré una página que me llamó mucho la atención. Era un
diccionario de fobias. Sabía que existían muchos diccionarios de diferentes tipos, pero no creía que hubiese tantas clases de miedos o fobias como para que se requiriese un diccionario… pero sí que las hay. Y precisamente no son pocas, como podéis comprobar
aquí.
Y es que, además de las típicas
claustrofobia,
hidrofobia o
fotofobia, se pueden encontrar multitud de fobias que, la verdad, no tenía ni idea que existían. Por ejemplo,
atomosofobia (que es el miedo a las explosiones nucleares),
papafobia (miedo a ¡los papas!),
optofobia (miedo a abrir los ojos),
diplopliafobia (miedo a ver doble y a las enfermedades oculares)...
Sin embargo, hay otras bastante comunes cuyo nombre no solemos emplear.
Musofobia es un claro ejemplo, pues los ratones no gozan de gran aprecio entre la mayoría de los humanos. Y, tristemente, cad
a vez es más común la
bibliofobia; hay gente que parece coger un trauma si se ve obligada a leer un libro...
Bueno, y en lo que a mí respecta... tengo que decir que padezco
esfecsofobia. No tengo miedo, sino pánico, a esos
graciosos insectos voladores que tienen la afición de dejar huella con su aguijón, que son las avispas.
Por último, no me explico quién puede tener miedo de las
nubes (nefofobia), la
luna (selenofobia) o las
estrellas (siderofobia)...