y al menos un par de ellas lo conseguí.
La primera me tiré de lleno
a tus labios entreabiertos,
-claro suicidio- dirían luego los forenses.
La segunda volví de vacío
después de haber ido a por tabaco,
-suicidio evidente- contarían después las vecinas.
Abandonadas las tendencias suicidas
ahora tan solo te contemplo
y me muero poco a poco.
Santiago Núñez Pedregosa
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