OTOÑO DE 2003
La caída mecánica de un oro evanescente:
la horajasca sin rumbo que naufraga en el viento.
Y esta serenidad de una abstracción que muere
en las manos del frío, con sus uñas de hielo.
Y el temblor de las hojas. Y el temblor de las fuentes:
el agua prisionera que rompe su silencio.
Y esa luna suicida entre nubes de éter.
Y el tiempo que se va para ser tiempo.
Felipe Benítez Reyes, La misma luna, Visor, Madrid, 2007, p. 13.
1 comentarios:
Qué bonito, me gusta el ritmo y musicalidad de este poema y los dos últimos versos.
Que rápido pasa el tiempo, pues sí.
Para la semana: piano, corto y quiz night.
saludos Raquel
lu
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