Te diriges al ángulo
donde la bola negra ha detenido
su lomo frente al hueco,
a punto de caer.
El marfil guarda el luto de lo inmóvil,
su trozo más espeso.
Comprendes que las bolas
no son el instrumento, ni el taco, ni las mesas
ni tampoco esta luz que permite que juegues.
Eres tú el artificio,
el único que finge inteligencia
y decisiones propias
mientras siguen cumpliéndose los planes
ciegos e inapelables de la suerte.
Andrés Neuman, Década (Poesía 1997-2007), Acantilado, Barcelona, 2007, p. 195.
donde la bola negra ha detenido
su lomo frente al hueco,
a punto de caer.
El marfil guarda el luto de lo inmóvil,
su trozo más espeso.
Comprendes que las bolas
no son el instrumento, ni el taco, ni las mesas
ni tampoco esta luz que permite que juegues.
Eres tú el artificio,
el único que finge inteligencia
y decisiones propias
mientras siguen cumpliéndose los planes
ciegos e inapelables de la suerte.
Andrés Neuman, Década (Poesía 1997-2007), Acantilado, Barcelona, 2007, p. 195.
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