Podemos memorizar muchas cosas, imágenes, melodías, nociones, argumentaciones o poemas, pero hay dos cosas que no podemos memorizar: el dolor y el placer. Podemos a lo más tener el recuerdo de esas sensaciones pero no las sensaciones del recuerdo. Si nos fuera posible revivir el placer que nos procuró una mujer o el dolor que nos causó una enfermedad, nuestra vida se volvería imposible. En el primer caso se convertiría en una repetición, en el segundo en una tortura. Como somos imperfectos nuestra memoria es imperfecta y sólo nos restituye aquello que no puede destruirnos.
Julio Ramón Ribeyro, Prosas apátridas, Seix Barral, Barcelona, 2007.
0 comentarios:
Publicar un comentario