[El mar se lo llevará todo], Ricardo Menéndez Salmón

miércoles, 17 de octubre de 2012
El mar rompiendo en un muelle, William Turner


   El mar se lo llevará todo.
   No es un verso, ni una entelequia, ni un paradigma de cierta fatua solemnidad. Es la verdad que los norteños admiran desde que nacen. Ese mar mercurial que es a la vez cauterio y herida, que en su mansa o devoradora intensidad prohíbe a quien lo contempla cualquier tentación de sentirse perdurable. El paisaje de Prohaska, la feliz circunstancia para Prohaska de nacer frente al mar que nadie agota, el escenario de los primeros años de vida de Prohaska. También el lugar al que regresará por azarosos derroteros décadas después, cuando haya completado su obra.
   «Di la vuelta al mundo», escribirá en el prólogo a Los ojos vacíos, su alucinado retrato de fotógrafo de guerra, sin duda su obra cumbre,
pero sólo en el mar sentí que me hallaba ante una casa. Su infinita paciencia, su rostro siempre idéntico y siempre cambiante, la indiferencia con la que nos contempla, me han enseñado más acerca del sinsentido de las causas finales que todas las filosofías del mundo. El mar es la prueba de que no sólo Dios no existe, sino de que el hombre pasará.
  
  
Ricardo Menéndez Salmón, Medusa, Seix Barral, Barcelona, 2012, pp. 27-28.

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