para los degenerados
que no saben distinguir un sueño
de las duras ramas del peral.
Qué difícil me resulta una palabra
en esta carretera polvorienta
más hostil a mi calzado
que el sol a la nieve
y el agua al desierto.
Qué difícil me resulta una palabra
a mi padre y mi madre,
qué difícil me resulta una palabra
a todos los que me ven, envejeciendo
en un otoño acuchillado.
Qué difícil me resulta una palabra
en estos días que son desmemoriados.
Qué difícil me resulta una palabra.
Thomas Bernhard, In hora mortis / Bajo el hierro de la luna, DVD Ediciones, Barcelona, 2000 (1998), pp. 130-131.
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