Anselm Kiefer
«El esfuerzo trepa por la decepción», dijo. Lo mismo que una cosa ocurría de forma espléndida, ocurría otra de forma brutal, más brutal todavía que la antes ocurrida. «De todas formas, los que llegan arriba descubren que no hay arriba. [...]» Entonces se había aferrado sólo a sí mismo, «como se aferra uno a un árbol que también está podrido, pero es, a pesar de todo, un árbol».
Thomas Bernhard, Helada, Alianza, Madrid, 2014, pp. 27-28.
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