Tierra, Viviana Paletta

sábado, 5 de diciembre de 2009

TIERRA

Hacinados sobre cubierta, el cuerpo carcomido por el salitre, los labios llagados. Algunos todavía tenían ánimo de barajar los naipes, de tirar fichas. Otros, deliraban con los pañuelos mojados en la cabeza, calcinados de horas con el sol a sotavento, con el sol a barlovento. Envueltos por el murmullo incesante del batir de las olas contra el casco. El corazón traspasado por el frío de la muerte. Agua que reflejaba el agua. Con alucinaciones donde veíamos islotes, casas, empedrado, la plaza del pueblo, una romería.

Ya no podíamos. Cada vez costaba más encontrar a quien quisiera subir al palo mayor a desquiciarse los ojos para ver una señal. Un día, además de sirenas y delfines que acompasaban el ritmo de la nave, que nos acompañaban de a ratos y luego se perdían en la lejanía, vimos un batiburrillo de ramas con pétalos pegados, como una corona que nos daba al mar. El primero que la vio no dijo nada, pensando que era otra travesura de su delirio. Pero la vio otro, y otro más, y nos pegamos a la borda queriendo esperanzarnos. El grumete trepó a la cofa y se quedó allí cuatro días con sus noches, intentando ver. Sólo nos pedía agua dulce. Fue el primero en discernir, entre tanto aire, ráfagas con otro olor, a flores, a maleza, a lluvia terrenal.

Una madrugada nos sorprendió dormitando sobre cubierta, empapados con el rocío con que nos bañaba la luz lunar. Fue cuando gritó.

Viviana Paletta


Clara Obligado (ed.), Por favor, sea breve 2: Antología de microrrelatos, Páginas de Espuma, Madrid, 2009, pp. 33-34.

2 comentarios:

Viviana Paletta dijo...

Navegando me lo encontré aquí. ¡Muchas gracias por estos puertos!

Anónimo dijo...

Gracias a ti por atracar en mi blog.