CORAZÓN EN LA NOCHE
—Kiekegaard, Diario íntimo—
Y luego,
cuando el sol entorne
su ojo escrutador,
cuando la historia
se haya terminado,
no sólo me envolveré en mi capa,
sino que me echaré la noche encima,
como un velo,
e iré a buscarte
—al acecho, como un salvaje—,
no para espiar tus pasos,
sino para escuchar los latidos
de tu corazón.
Roger Wolfe, Afuera canta un mirlo, Huacanamo, Barcelona, 2009, página 17.
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