Castigo

viernes, 4 de marzo de 2011
CASTIGO

En su errático paseo sólo levantó la cabeza ante esas líneas que tanto deseaba encontrar: "Se venden suicidios". Ya en la tienda advirtió que no tenía suficiente dinero, y en cambio sí urgencia por llevarse uno. En su intento por marcharse sin pagar, lo pillaron y, si bien el dueño no consideró llamar a la policía, salió de allí con las manos vacías y la prohibición de poner un pie de nuevo en el local. Desde entonces a duras penas resiste su desesperado deambular vivo por el mundo.

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