Todos admiraban el caparazón gigantesco de mi tortuga de agua.
A nadie podía extrañar que mi tortuga fuera la más pesada del mundo.
A nadie sorprendió que un día desapareciera.
Y nadie se preguntó nunca adónde fueron a parar la mesita de caoba, mi colección de discos de jazz, la cubertería de plata, el gramófono, tres sillas tapizadas de mi coqueto salón.
Ayer aparecieron todas mis cosas en la ribera del río: la mesa dispuesta, cena de lujo, tres a la mesa, Duke Ellington en mi gramófono.
A mi tortuga y su familia les encanta bañarse antes de comer.
Miguel Ángel Zapata, Baúl de prodigios, Traspiés, Granada, 2007, pp. 18-19.
A nadie podía extrañar que mi tortuga fuera la más pesada del mundo.
A nadie sorprendió que un día desapareciera.
Y nadie se preguntó nunca adónde fueron a parar la mesita de caoba, mi colección de discos de jazz, la cubertería de plata, el gramófono, tres sillas tapizadas de mi coqueto salón.
Ayer aparecieron todas mis cosas en la ribera del río: la mesa dispuesta, cena de lujo, tres a la mesa, Duke Ellington en mi gramófono.
A mi tortuga y su familia les encanta bañarse antes de comer.
Miguel Ángel Zapata, Baúl de prodigios, Traspiés, Granada, 2007, pp. 18-19.
2 comentarios:
Fabuloso. Los libros de Miguel Ángel Zapata son un tesoro para los amantes del microrrelato. Saludos y enhorabuena por la página.
Seguramente no tarde en caer algn microrrelato más del autor. Este libro es uno de los que últimamente he disfrutado más en el ámbito de lo breve.
Te agradezco el comentario. Un saludo.
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