El devanado del silencio, Leonor Fini
[...] es demasiado tarde, quizá sea demasiado tarde, quizá ya está hecho,
¿cómo saberlo?, no lo sabré nunca, en el silencio no se sabe, quizá sea
la puerta, quizá me halle ante la puerta, lo que me sorprendería, quizá
sea yo, fui yo, en algún lugar fui yo, puedo partir, durante todo este
tiempo viajé, sin saberlo, soy yo ante la puerta, ¿qué puerta?, ya no es
otro, ¿qué viene a hacer aquí una puerta?, son las últimas palabras,
las verdaderamente últimas, o son los murmullos, van a ser los
murmullos, conozco eso, incluso no, se habla de murmullos, de gritos
lejanos, hasta donde se puede hablar, se habla antes, se habla después,
son mentiras, será el silencio, pero que no perdura, donde se escucha,
donde se espera, a que se rompa, a que la voz lo rompa, quizá sea el
único, no sé, no vale nada, es cuanto sé, no soy yo, es cuanto sé, no es
el mío, es el único que haya tenido, no es cierto, debí de tener el
otro, el que dura, pero no duró, no comprendo, lo que quiere decir que,
si dura siempre, yo estoy siempre ahí, me abandoné ahí, espero, no, no
se espera ahí, no se escucha, no sé, se trata de un sueño, quizá sea un
sueño, lo que me sorprendería, voy a despertarme, en el silencio, no
dormirme más, seré yo, o seguir soñando, soñar un silencio, un silencio
de sueño, lleno de murmullos, no sé, son palabras, no despertarme nunca,
son palabras, es lo único que hay, es menester seguir, es cuanto sé,
ellos van a detenerse, conozco eso, los noto que me sueltan, será el
silencio, un breve instante, un buen momento, o será el mío, el que
dura, que no duró, que dura siempre, seré yo, es menester seguir, no
puedo seguir, es menester seguir, voy pues a seguir, hay que decir
palabras, mientras las haya, hay que decirlas, hasta que me encuentren,
hasta que me digan, extraño castigo, extraña falta, hay que seguir,
acaso esto se haya hecho ya, quizá me dijeron ya, quizá me llevaron
hasta el umbral de mi historia, ante la puerta que da a mi historia,
esto me sorprendería, si da, seré yo, será el silencio, allí donde
estoy, no sé, no lo sabré nunca, en el silencio no se sabe, hay que
seguir, voy a seguir.
Samuel Beckett, El innombrable, Alianza, Madrid, 2010, pp. 221-222.
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