Una vez que nos han vendido todo,
el amor, la conversación,
el juego, el tiempo,
cuando nos ofrecen empaquetadas
todas las respuestas
aunque no se haya formulado
ninguna pregunta,
no nos queda otro remedio
que reinventar el oxígeno,
que hacer de nuestros labios
un agujero negro.
Alberto García-Teresa, Abrazando vértebras, Baile del Sol, Tegueste, 2013, p. 123.
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