Fenómeno, Remedios Varo
Nuestra experiencia más elemental de subjetividad es la de la «riqueza de mi vida interior»: eso es lo que yo «realmente soy», en contraste con las determinaciones y responsabilidades simbólicas que asumo en la vida pública (como padre, profesor, etc.). Sobre esto, la primera lección del psicoanálisis es que la «riqueza de la vida interior» es fundamentalmente una falsedad: una pantalla, una falsa distancia cuya función es salvar mi apariencia, hacer palpable (accesible a mi narcisismo imaginario) mi verdadera identidad simbólica-social. Por ello, una de las maneras de practicar la crítica de la ideología es
inventar estrategias para desenmascarar esta hipocresía de la vida
interior y de sus emociones sinceras. La experiencia que tenemos de nuestras vidas desde dentro, la
historia que nos contamos a nosotros mismos sobre nosotros mismos para
justificar lo que estamos haciendo es por ello, una mentira; la verdad
se encuentra, por el contrario, en el exterior, en lo que hacemos.
Slavoj Žižek, Primero como tragedia, después como farsa, Akal, Madrid, 2011, p. 48.
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