La muerte siempre está presente, afirmaba. La muerte está al acecho en rincones obscuros, esperando el momento oportuno de alzar la cabeza y asestar el golpe. Según decía, ése es el único vínculo auténtico que tenemos: la constante presencia de la muerte siempre en todos nosotros.
Henry Miller, Sexus, Edhasa, Barcelona, 2004, pp. 99-100.
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