Haruka Saitō
Prestado siempre el equilibrio.
(El) hilo o cable tenso por encima
nunca colmado del abismo.
Vieja metáfora el abismo,
servible aún.
Tensar la cuerda pues.
Sólo eso
al levantarse.
Chantal Maillard, La herida en la lengua, Tusquets, Barcelona, 2015, p. 17.
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