Recuerdos consumidos, Margherita Verdi
Nuestras conversaciones se habían ido trufando de silencios, como si en realidad la base de nuestra comunicación fuese el silencio, y las palabras y su sintaxis más o menos afortunada no constituyesen sino el ornamento, la delicada moldura en un cielo raso de mutismo. Al fin y al cabo el silencio siempre era una cita y por tanto nosotros siempre estábamos citando. Citábamos la mudez del espacio exterior, la mirada desconcertada de la bestia, la quietud de la piedra; y nos citábamos a nosotros mismos en el reposo del sueño, citábamos nuestro callado odio futuro. Practicábamos con inconsciencia el idioma de los muertos.
Javier Moreno, Acontecimiento, Salto de Página, Madrid, 2015, p. 131.
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