Dos personas. Los solitarios, Edvard Munch
El amor es como la melodía
al final de la pieza musical —
— cada vez aparece menos
— pero aparece — una sola vez
entra la melodía con algo de la fuerza
del comienzo — luego se acaba
Como una noche en la playa
después de un día de viento —
Ves una sola ola — larga
moverse pesada cansinamente
hacia ti — no sabes si te alcanzará
— pero al final rompe contra
tus pies — y luego llega otra — y otra —
Y te embarga una tristeza suave — extraña
estás muy solo
luego la gran soledad
Edvard Munch, El friso de la vida, Nórdica, Madrid, 2015.
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