Al
final es todo tan sencillo… todo lo que fue y lo que pudo haber sido.
Todo se convierte en polvo y ceniza, incluso los hechos. Todo lo que nos
quemaba el corazón, de tal manera que creíamos que no podríamos
soportarlo y que moriríamos por ello, o que mataríamos a alguien; yo
también conozco esos sentimientos, yo también conocí los momentos de la
tentación, poco después de que te marcharas (…); y luego todo esto se
convierte en polvo y en ceniza, se vuelve tan ligero como el polvo que
alfombra los caminos de los cementerios.
Sándor Márai, El último encuentro, Salamandra, Barcelona, 2012.
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