En un segundo ocurre que alguien se va sin decir nada y quien queda abre los ojos como si habitara desde siempre en el destierro. Un segundo es un pozo ciego. Una boca muda. Dos espaldas que no se voltean. Pedir un segundo es lo mínimo: tanto como pedir que una mirada regrese.
Carlos Skliar, Hablar con desconocidos, Candaya, Barcelona, 2014, p. 21.
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