Ciervos, Katy Jade Dobson
Y ciervos. A menudo los faros del tren sorprendían algún ciervo agazapado, o una cría que pastaba, alzaba la cabeza y se quedaba mirando con resignación el paso de aquella caravana tan molesta, fea y ruidosa, conmigo en su interior, que había que soportar sin más remedio, hasta el momento en que el monstruo se perdía de vista y se evaporaba allá lejos, sin dejar la menor huella, como si toda nuestra vida no fuese más que un sueño visto a través de los ojos de un cadáver.
Eloy Tizón, Técnicas de iluminación, Páginas de Espuma, Madrid, 2013, p. 42.
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