La esquina donde cuento mis plegarias, Martha Mosquera Arias
LAS CUATRO DE LA MADRUGADA
Hora de la noche al día.
Hora de un costado al otro.
Hora para treintañeros.
Hora acicalada para el canto del gallo.
Hora en que la tierra niega nuestros nombres,
Hora en que el viento sopla desde los astros extintos.
Hora de y-si-tras-de-nosotros-no-quedara-nada.
Hora vacía.
Sorda, estéril.
Fondo de todas las horas.
Nadie se siente bien a las cuatro de la madrugada.
Si las hormigas se sienten bien a las cuatro de la madrugada,
habrá que felicitarlas. Y que lleguen las cinco,
si es que tenemos que seguir viviendo.
Wisława Szymborska, El gran número; Fin y principio y otros poemas, Hiperión, Madrid, 2009 (1998), p. 57.
1 comentarios:
Las cuatro de la madrugada: demasiado tarde para trasnochar, demasiado temprano para madrugar. Hora de nadie, tierra de nadie: toda una metáfora.
Saludos desde zumo-de-poesia.blogspot.com
(SANDRA SUÁREZ)
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