Pequeño paisaje en la orilla del mar, Gerhard Richter
TAKE THE 'A' TRAIN
Viajémonos inmensos hasta dolernos juntos,
abajo y más abajo
donde lloran las rocas donde el eco
de los gritos no vuelve en una vida,
a la caverna obscura del amor,
donde las criaturas se devoran,
donde hay musgo que brilla en la humedad,
donde suenan las gotas, siempre lejos,
donde ya no conozcas ni el porqué ni el propósito
del descenso, viajémonos
con el primer afán de los imperios:
no hay sitio ya en el cielo de hormigón;
no hay nada al otro lado del océano,
todo es una ciudad o una ruina.
Baja entonces conmigo hasta nosotros,
hasta el fondo sin fondo que ya intuyes
ahora en este tren,
mientras me miras lenta
decidiendo si debes revelarme tu nombre.
Ben Clark, Los últimos perros de Shackleton, Sloper, Palma de Mallorca, 2016, p. 52.
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